El 2017 ha sido otro año en que el tráfico aéreo mundial ha contado con un buen viento de cola: la demanda aumentó el 7,6% y la ocupación alcanzó un récord de 81,4%, un 0,9% más que el año pasado, según las estadísticas anuales de IATA.
Este incremento supera con comodidad el crecimiento promedio del sector áereo, que subía alrededor del 5,5% cada año.
Uno de los factores que promovió esta buena salud del sector ha sido "el repunte en las condiciones económica", precisó el consejero delegado y director general de la IATA, Alexandre de Juniac.
El aumento del combustible puede desestabilizar el negocio de las aerolíneas más pequeñas de Europa
Un pico interesante ha sido el que ha protagonizado el sector de carga, que ha subido el 9%, casi el triple que en el 2016 (+3,6%), lo que supone el mayor crecimiento desde 2010.
Inestabilidad a la vista
Pero hay turbulencias en el horizonte: según De Juniac, el aumento de los costes, especialmente el combustible, indican que será «poco probable que siga el mismo grado de estimulación de la demanda por las tarifas más bajas como ha ocurrido en la primera parte de 2017».
Este golpe al modelo de negocio podría acarrear una nueva ola de inestabilidad en muchas aerolínea de bajo coste, como ha sucedido en el año pasado con las caídas de Monarch, Air Berlin y Niki "“y la situación delicada de Alitalia-; lo cual ha beneficiado al grupo de los cinco consorcios y aerolíneas más importantes de los cielos europeos: Ryanair, IAG, Lufthansa, Easyjet y Air France-KLM, que han comprado los activos de las compañías aéreas caídas en desgracia…