Hace una década el aeropuerto El Dorado de Bogotá estaba en la mira de las autoridades aeronáuticas del mundo, pero no precisamente para incluirlo entre los mejores 23 aeropuertos del planeta, por calidad y servicio, como lo calificó la empresa de auditoría inglesa Skytrax en la ultima medición, sino para colgarle una estrella negra por inseguridad.
Hoy Andrés Ortega Rezk, gerente de la concesión Opaín, consorcio que construyó prácticamente un nuevo aeropuerto, celebra que tras la medición entre más de 550 terminales aéreas, El Dorado fuera incluido entre los 19 aeródromos con cuatro estrellas, sólo por debajo de las terminales de Hong Kong; Incheon, de Seúl, Changi, de Singapore, y Haneda, de Tokio, los cuales están en el tope del ranquin con cinco estrellas, y por encima de Houston, EE.UU.; Barajas, de Madrid, y Charles de Gaulle, de París, que tienen tres estrellas.
El siguiente es el diálogo con Andrés Ortega, quien nos explica los alcances de las obras adicionales que buscan el mejoramiento del aeropuerto, con miras a tener una mayor comodidad para los 27 millones de pasajeros que anualmente usa El Dorado y, de paso, buscar la quinta estrella.
– ¿Cómo El Dorado entró a los mejores 23 aeropuertos del mundo?
– Luego de su transformación, que nos permitió tener un superaeropuerto, los únicos que hablaron bien de éste fueron los extranjeros, en las encuestas sobre servicio y calidad, que luego comprobaron los funcionarios de Skytrax durante una inspección al detalle. Esto nos permitió colgarnos las cuatro estrellas.
-¿Cómo fue la medición?
– Fueron tres días intensos, en los que funcionarios ingleses miraron todo. La operación, el mantenimiento, el aseo, cómo funcionaba la internet, cómo eran los precios de tiendas, cómo atendían, cuánto eran los tiempos de migración y emigración, la atención de la gente y cómo operaba el sistema de equipaje. Esto fue vital, pues en hora pico está diseñado para manejar 2.200 maletas, pero tiene capacidad para 10.400. Tenemos para atender a 50 millones de pasajeros o más. A veces vemos que está la mitad de los filtros operando y las filas fluyen sin problemas. El Dorado es un aeropuerto con estrella.
– ¿Qué le falta para ser cinco estrellas?
– La verdad, hay algunas exigencias que se pueden cumplir, pero hay otras que son imposibles. Entre las que se van a ejecutar está cambiar las sillas de las salas de espera por un mobiliario que sea reclinable, para dar mayor comodidad a los pasajeros.
– ¿Y las imposibles?
– No. Ni para qué hablamos.
– ¿Cuál es la debilidad del aeropuerto?
– No creo que tengamos falencias. Lo que nos dijeron es que Colombia, teniendo tanta riqueza natural, no se promociona en el aeropuerto y ya estamos hablando con Parques Naturales para hacerlo.
– ¿Cómo se comporta el movimiento de pasajeros?
– El tráfico ha seguido creciendo afortunadamente para el país y para nosotros. Esto es síntoma de que la economía está andando bien, y eso nos permitirá hacer unas obras voluntarias y complementarias, para mejorar los puntos de contacto mediante puentes de abordaje, y así brindar mayor comodidad a los usuarios.
– ¿En qué consisten las obras?
– Hoy tenemos 27 posiciones de contacto y con las obras voluntarias proyectadas, que no le costarán nada a la Aeronáutica Civil, pasarán a ser 47, es decir, un 47% más de puentes de abordaje en los próximos dos años y medio…