Uno de los sectores que más van a crecer en los próximos años es la industria de la aviación, un sector que además es relevante en materia de cambio climático por su contribución a la emisión de gases de efecto invernadero. Actualmente la aviación representa un 3% de las emisiones totales de la UE y un 2% mundial. Y eso pese a que las emisiones se han ido reduciendo en el ratio por pasajero, al igual que el ruido provocado por pasajero.
Pero como la tecnología no avanza tan rápido como en otros sectores, en los próximos 10-15 años el peso de la aviación en el cómputo total de las emisiones será muy superior, del orden del 10% de las emisiones totales. Ese aumento no es por falta de medidas de reducción de emisiones o de eficiencia energética, sino porque se prevé que entre 2018 y 2040, solo en los países del espacio europeo aéreo (44 países) el trasiego de aviones aumente un 43%.
“Esto es porque otros sectores ahora muy contaminantes tienen la posibilidad de hacer un gran recorrido para reducir su huella de carbono”, explican fuentes comunitarias, “como podría ser la industria del cemento, el sector eléctrico, el transporte por carretera o la agricultura, entre otros, pero en el caso de la aviación no es posible”.
“Por ejemplo, la tecnología eléctrica a día de hoy no está lo suficientemente avanzada para que se traslade a la industria de la aviación, y eso pese a que la Unión Europea es la más ha invertido en investigación para nuevas tecnologías en transporte y aviación en los últimos años”, añaden, “en concreto cinco billones de euros”.
La industria debe prepararse para los avances tecnológicos que se vienen en la próxima década: aviones híbridos, eléctricos, y la expansión a gran escala de combustibles sostenibles. De hecho, las mismas fuentes comunitarias alaban el gran compromiso de España por la mejora ambiental del sector y conjuntamente con Francia proponen incorporar los biocombustibles en el sector, hasta que supongan un 2% del total. Ahora falta que el resto de países acepten la propuesta.
Y es que es cierto que cada vez es un sector más eficaz y eficiente, hay una mejora neta desde 1900 hasta nuestros días pero no es suficiente para reducir las emisiones GEI. La tecnología que propone alternativas más ecológicas y sostenibles además, “son aún demasiado caras para incorporarlas a nivel comercial”, puntualizan las fuentes, “y además es un sector totalmente privado y sus decisiones son empresariales”.
Hace ya diez años, en 2008, cuando las aerolíneas se tambaleaban en medio de la crisis financiera y los precios del petróleo alcanzaban niveles históricos, los líderes de aerolíneas, aeropuertos, navegación aérea y fabricantes de aviones firmaron una Declaración en la que se comprometían a desarrollar una estrategia global para la reducción de las emisiones de carbono, basada en cuatro pilares:
-Inversión en nuevas tecnologías (incluidos los combustibles de aviación sostenibles);
-Mejora continua de la eficiencia operacional;
-Uso más eficiente de las infraestructuras;
-Y un plan mundial de medidas basadas en el mercado.
Ahora toca apretar un poco más la tuerca y poner en marcha el acuerdo internacional CORSIA, el Plan de reducción y compensación de emisiones de carbono para la aviación internacional: Desde que en junio de 2018 se aprobó el paquete de reducción de emisiones en el transporte mundial que incluía fijar las emisiones de CO2 para las futuras décadas en lo que se emita en 2020, el guante está echado. “Es como si fuera un ETS (Emissions Trading System) a nivel mundial” señalan las mismas fuentes, “y a partir de 2021 las compañías aéreas que superen ese nivel tendrán que pagar por cada tonelada de CO2 de más”.
En promedio (2021-2035), los vuelos sujetos a los requisitos de compensación de CORSIA representarán más de 600 millones de toneladas de CO2 por año. Esto hace de CORSIA uno de los instrumentos de precios de carbono más grandes del mundo en términos de cobertura de emisiones de gases de efecto invernadero.
Y es que el objetivo es reducir sus emisiones netas de CO2 a la mitad para 2050 respecto a 2005. Para lograr este ambicioso objetivo se requerirá una inversión continua en nuevas tecnologías y mecanismos de apoyo sólidos para el despliegue de combustibles sostenibles para la aviación.
Se pronostica que CORSIA mitigará alrededor de 2.500 millones de toneladas de CO2 entre 2021 y 2035…