Un Cielo Único en Europa podría suponer ahorros en contaminación, tiempo y dinero para pasajeros y aerolíneas frente a los 5.000 millones anuales que, según la Comisión Europea, cuesta tener el espacio aéreo fragmentado .
Cuando Loyola de Palacio, en calidad de comisaria de Transporte y vicepresidenta de la ComisiónEuropea, levantó la liebre de los problemas del espacio aéreo, los miembros del bloque continental caminaban con vigor hacia una unión plena. Aquella iniciativa en el ámbito aéreo se anunció oficialmente como el Cielo Único Europeo y suponía -y sigue suponiendo- poner coto a la congestión del tráfico y los consecuentes retrasos. «Asistimos a una mutación importante en el transporte aéreo en Europa, que será beneficiosa tanto para los viajeros como para las compañías aéreas, pues permitirá aumentar el número de vuelos y reforzar la seguridad», decía la política española ya fallecida.
Hoy, 18 años después de lanzarse aquella propuesta -que contrajo un primer compromiso de implantación para 2004-, la Unión Europea cuenta ya con una disidencia entre sus filas y su cielo sigue fragmentado. Una fragmentación que cuesta, según la Comisión Europea, 5.000 millones de euros anuales. Faltan otros 18 años, pero en 2035 -fecha límite marcada por ahora- tener un Cielo Único en Europa podría suponer un ahorro de 69 euros en un billete de avión en business y de 36 euros para el común de los mortales, que vuela en clase turista, respecto al precio de 2014;año de referencia en el que el sector empezó a recuperarse de la crisis y con él los precios, por lo que la rebaja podría ser mayor.
Según un informe de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata) el ahorro de costes por pasajero, en un vuelo de unas dos horas de media de duración y una ocupación de 138 personas, ascendería a 74 y 48 euros en business y turista, respectivamente, teniendo en cuenta que se acortarían los tiempos de vuelo -11,4 minutos menos- y los retrasos -en 8 minutos-, gracias a rutas más directas -que permitirían aumentar las frecuencias un 35%-, y que a su vez redundarían en un menor consumo de combustible -4,7 euros menos por pasajero- y por ende menores emisiones de CO2 -hasta un 10% menos de impacto medioambiental-.
Así, según las estimaciones de la asociación, para un pasajero que viaje por negocios el valor por hora sería de 54 euros, es decir, que obtendría unos 17 euros de ahorro, mientras que para el de ocio -no tan sensible al tiempo- sería de seis euros, con un valor/hora de 18 euros…