En una reciente columna de opinión, Stuart Fox, Director Flight and Technical Operations de IATA, habla sobre cómo las soluciones para mitigar los incidentes por turbulencia son de interés para todos.
Las múltiples lesiones en el vuelo DL56 de Delta, que encontró turbulencia severa el mes pasado mientras se dirigía a Ámsterdam desde Salt Lake City, destacan los riesgos asociados a la turbulencia. Y los pasajeros lo han notado. Una encuesta de IATA realizada en abril reveló que el 54% de los pasajeros están más preocupados por la turbulencia que el año pasado.
Afortunadamente, incidentes tan graves son poco frecuentes. Millones de vuelos se realizan cada año sin incidentes. No obstante, la comunidad de la aviación sabe que, en esos pocos casos excepcionales, los riesgos son significativos tanto para los pasajeros como para la tripulación. Además, el impacto de estos incidentes incluye retrasos, desvíos y daños a las aeronaves. Por eso, encontrar soluciones para mitigar los incidentes por turbulencia es de interés para todos.
¿Cómo pueden las aerolíneas gestionar la turbulencia?
El objetivo más importante es evitar la turbulencia siempre que sea posible. Todos queremos vuelos más seguros y cómodos. Si bien no existe una forma garantizada de lograrlo, el intercambio de datos en tiempo real sobre incidentes de turbulencia entre aerolíneas ofrece perspectivas prometedoras.
En términos simples, cuantos más datos tengamos sobre incidentes de turbulencia, mejor podremos preparar a los despachadores y a las tripulaciones de vuelo para evitar o gestionar el impacto de la turbulencia el día de la operación. Y a medida que recopilemos estos datos con el tiempo, podremos identificar patrones que nos ayuden a entender qué zonas son más propensas a la turbulencia y, eventualmente, cómo podrían estar cambiando.
El enfoque de la industria está en la turbulencia en aire claro: movimientos altamente dinámicos de masas de aire que son invisibles para el piloto y que, con mayor probabilidad, se encuentran durante el vuelo. Aunque las tripulaciones de vuelo y los despachadores reciben cierta información a partir de los informes meteorológicos, la naturaleza cambiante de la turbulencia en aire claro hace difícil saber con certeza cómo puede afectar a un vuelo.
Turbulence Aware
Con esto en mente, IATA lanzó Turbulence Aware en 2018. Hoy en día, 28 aerolíneas con una flota de 2.800 aeronaves envían informes en vivo de turbulencia a la plataforma. Estos datos agregados luego se comparten casi instantáneamente con las aerolíneas, brindando a los pilotos una visión casi en tiempo real de la turbulencia por delante de su aeronave.
Si bien esta información no es infalible, proporciona a los pilotos datos para tomar medidas de mitigación — ya sea suspender el servicio de comidas, encender el cartel del cinturón de seguridad o desviar el vuelo cuando sea posible.
A medida que más aerolíneas se suman al programa, mejor será la calidad de los datos disponibles. En los primeros seis meses de 2025, las aerolíneas que participan en Turbulence Aware generaron 24,8 millones de informes de turbulencia, lo que representa un aumento significativo del 23% con respecto al mismo período de 2024. Con cinco nuevas aerolíneas que se unieron en 2025 y más por venir, se espera seguir mejorando la cantidad de informes, especialmente en regiones del mundo donde actualmente hay menor cobertura, como África.
¿Qué sigue?
Si bien los datos en tiempo real están demostrando ser invaluables para los pilotos, la capacidad de predecir cómo cambiarán las condiciones meteorológicas —en las que la turbulencia es un factor clave— sería el siguiente paso lógico.
Estamos trabajando con aerolíneas y otros socios para ver cómo podemos utilizar los datos de Turbulence Aware, junto con herramientas de inteligencia artificial, para desarrollar predicciones precisas y casi en tiempo real sobre la turbulencia.
Aunque hoy no podemos afirmar con certeza si la turbulencia está aumentando o evolucionando, la industria cuenta con los datos y las herramientas necesarias para ayudar a las aerolíneas a comprender y gestionar su impacto, haciendo que volar sea más seguro y cómodo para todos a bordo.