Con todos sus problemas –léase, su limitado tamaño y consecuente saturación, así como sus 3.600 metros sobre el nivel del mar– el aeropuerto Velasco Astete del Cusco es un buen ejemplo para hablar de la descentralización de los vuelos comerciales dentro del Perú.
Y es que, con alrededor de 3,6 millones de pasajeros que lo utilizaron en el 2018, el terminal cusqueño es el segundo con mayor tráfico de viajeros en el país, después del Jorge Chávez de Lima, que operó con 12 millones de personas el año pasado (a escala nacional), según la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
Así, ni las restricciones físicas ni geográficas del Velasco Astete han evitado convertirlo en un valioso centro de conexiones, un ‘hub’, para la zona sur del país. Eso lo tienen muy claro las aerolíneas que operan en el mercado doméstico. No en vano ya conectan a la Ciudad Imperial con siete provincias de forma directa, y dos capitales del exterior: Santiago de Chile y Bogotá (en Colombia).
Es más, su proyección es enorme, como ha destacado a Día1 el gerente general de Latam Perú, Manuel Van Oordt: “Con la conexión directa a Santiago, el Cusco accede, además de al sur de Sudamérica, a mercados de Oceanía como Australia y Nueva Zelanda”.
En efecto, hay muchas oportunidades para el desarrollo de un ‘hub’ en el Ombligo del mundo, y así como para este, existen alternativas para potenciar Arequipa, de acuerdo con Djordje Velickovic, representante comercial del fabricante de aviones Cessna en nuestro país. “No en vano la ‘low cost’ JetSmart acaba de inaugurar sus vuelos directos entre Santiago y la Ciudad Blanca”, apunta el ejecutivo.
“Antes, las aerolíneas que venían desde Chile solían pasar por Lima antes de dirigirse al Cusco o Arequipa, pero ahora están apostando por rutas directas para evitar la congestión del Jorge Chávez”, explica.¿Cuántos otros aeropuertos de provincias, ya convertidos en ‘hubs’ o camino a serlo, pueden servir para descentralizar el tráfico aéreo doméstico? Para Carlos Gutiérrez, gerente general de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI), en ese mapa debemos considerar, por lo menos, a los terminales de Piura, Iquitos, Chiclayo y Pisco.
“El modelo de crecimiento del mercado aerocomercial en nuestro país no pasa ya por Lima, sino por los ‘hubs’ regionales y los vuelos interregionales”, anota. El argumento de Gutiérrez descansa –en buena parte– sobre los reportes históricos de la DGAC. Según estos, el movimiento de pasajeros a nivel nacional pasó de 5,4 millones en el 2010 a 12,7 millones en el 2018, es decir, más que se duplicó; pero lo hizo excesivamente centralizado en Lima, que el año pasado capturó casi la mitad del tráfico nacional (47%).
Así, mientras el Jorge Chávez llega a picos en los que no entra un alfiler, vemos otros terminales que no cuentan con vuelos comerciales, es decir, aeropuertos vacíos, como el de Chachapoyas.
DESPEGAN LAS OBRAS
Pensando en hacer viable la descentralización del tráfico aéreo, los concesionarios de 17 aeropuertos regionales, Aeropuertos Andinos del Perú (AAP) y Aeropuertos del Perú (AdP), compartieron con nuestro suplemento –en agosto pasado– los proyectos de mejoras y ampliaciones que tienen para las infraestructuras que gestionan. Esas obras suman cerca de US$2 mil millones de inversión (y son y serán cofinanciadas por el Estado).
En el caso de AAP, son más de US$200 millones que se destinarán, por ejemplo, a la construcción de un nuevo terminal de pasajeros en Arequipa y a la rehabilitación de pavimentos en el aeropuerto de Juliaca, así como a la compra de vehículos para bomberos, ambulancias y equipos médicos, obras de remediación de pasivos ambientales, iluminación y circuitos cerrados de televisión, cercos perimétricos y equipamiento aeroportuario, en los cinco terminales aéreos que administran en la zona sur del país.
Respecto de AdP, son más de US$1.600 millones los comprometidos para distintos trabajos, entre los que destacan las mejoras para el aeropuerto de Chiclayo, el ‘hub’ norteño que ya se conecta directamente con Ciudad de Panamá, a través de la aerolínea Copa.
Estas mejoras están divididas en dos etapas. La primera, que bordea los US$43 millones, contempla la rehabilitación integral de la pista de aterrizaje, calles de rodaje y plataforma del aeropuerto chiclayano, y acaba de ser adjudicada a la empresa Sacyr. La segunda etapa es más ambiciosa, e implica modernizar la infraestructura del terminal, con un costo de US$250 millones, pero falta que el Estado apruebe la factibilidad y viabilidad del proyecto.Vale destacar que en estos primeros meses del año AdP ha ido avanzando también con la elaboración de los expedientes técnicos para la rehabilitación de pistas y cercos perimétricos en los aeropuertos de Pisco e Iquitos, que ha encargado a los consorcios Sener-Alauda e Ineco-HOB, respectivamente, por un monto total de US$56 millones, como ha referido el gerente general del concesionario, Evans Avendaño…