Dos dramas inexplicados de Malaysia Airlines infundieron miedo a volar a numerosos viajeros en 2014, un año que sin embargo va camino de ser uno de los de menor cantidad de accidentes de la historia de la aeronáutica.
Estas catástrofes, rodeadas de misterio, se produjeron en un mundo que nunca estuvo tan conectado a Internet y a las imágenes, y enfrentaron al público a la cruel realidad de que un avión puede simplemente desaparecer o ser derribado en pleno vuelo.
Los acontecimientos de 2014 implicaron así la primera gran revisión de las precauciones requeridas en materia de transporte aéreo en años y dieron nuevos motivos a aquellos ya de por sí reacios a volar.
«Nunca me gustó tomar un avión, pero ahora es un verdadero desafío», confiesa Marie Lefebvre, una mujer de negocios canadiense residente en Bangkok. «Algunas cosas ocurridas este año son espantosas», añadió la ejecutiva, que habló de un «sentimiento de impotencia».
La desaparición el 8 de marzo de un Boeing 777-200 de Malaysia Airlines poco después de su despegue en Kuala Lumpur no contribuye a que Lefebvre pueda superar su aerofobia.
Aunque se avanzaron varias hipótesis, como una situación de emergencia a bordo, la toma de rehenes o un acto inexplicable de los pilotos, el paradero de esta aeronave y de sus 239 pasajeros y tripulantes continúa siendo un misterio.
Y cuatro meses después, el 17 de julio, otro Boeing 777 de Malaysia Airlines se estrelló con sus 298 ocupantes en el territorio controlado por los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, donde se enfrentan al ejército de esta ex república soviética.
Según Ucrania y Estados Unidos, el avión fue derribado por un misil tierra-aire suministrado por Rusia a los separatistas. Moscú, por su parte, acusa a las fuerzas ucranianas de derribar la aeronave.
Menos de una semana después, un avión de la compañía taiwanesa TransAsia Airways se estrelló durante el aterrizaje en el aeropuerto de la isla de Penghu debido al mal tiempo. Cuarenta y ocho personas murieron y otras diez resultaron heridas.
Un día después, un avión de Air Algérie alquilado a la compañía española SwiftAir se estrelló tras su despegue en el norte de Malí, y causó la muerte de sus 166 ocupantes.
Paradójicamente, 2014 va camino de convertirse en uno de los más seguros en la historia de la aviación, con sólo siete accidentes mortales en aviones comerciales, según el recuento efectuado a principios de diciembre por la organización Aviation Safety Network. Esta cifra es mínima, si se tienen en cuenta los millones de vuelos y los miles de millones de pasajeros que los aviones transportan cada año…
Imagen: AP