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Tres lecciones vitales sobre la pandemia para que los gobiernos restauren la confianza de la población

La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) ha instado a los gobiernos a que apliquen las lecciones aprendidas a raíz del perjuicio que ha supuesto la pérdida de conectividad global en respuesta al COVID-19, para que podamos gestionar futuras amenazas contra la salud de forma efectiva y sin recurrir al cierre fronterizo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha venido insistiendo en que el cierre de fronteras no es un medio eficaz para gestionar una pandemia mundial, como el tiempo ha demostrado. Sin embargo, ignorando las recomendaciones de la OMS y al margen de la opinión de la industria y otros gobiernos, la mayoría de ellos respondieron a la pandemia restringiendo los viajes, una medida que solo sirvió para paralizar la conectividad aérea global con enormes consecuencias económicas y humanas.

Por su parte, la restauración de la conectividad global se ha convertido en un auténtico desafío en un entorno en que los gobiernos continúan aplicando medidas locales que distan de los estándares globales, a lo que hay que se suman los cambios constantes de medidas que han impedido que la industria se prepare para afrontar la aceleración que están experimentando los viajes aéreos. En este contexto, los viajeros internacionales siguen sufriendo la falta de coordinación a nivel global frente a un problema común.

“Es vital restaurar la confianza de la población con una gestión eficaz de las crisis sanitarias por parte de los gobiernos. El problema principal no ha sido el virus, sino el miedo a encontrarse con restricciones fronterizas repentinas y arbitrarias impuestas por las autoridades. Debemos analizar y aprender las lecciones que nos ha dejado esta pandemia para gestionar futuras crisis de salud sin poner en riesgo el cierre de fronteras”, dijo Conrad Clifford, director general adjunto de IATA.

En un escenario de reconstrucción del tráfico aéreo tras más de dos años de crisis, estas son las tres lecciones clave que los gobiernos deben tener en cuenta:

  1. La evidencia confirma que las medidas basadas en el control fronterizo no son una estrategia global efectiva para controlar una pandemia

La OMS ha sostenido durante mucho tiempo que el cierre de fronteras no es una solución a las crisis de salud. La evidencia apoya esa opinión. La investigación realizada por OXERA/Edge Health revela que la restricción de los viajes como respuesta inmediata a una nueva variante del COVID solo retrasaría el pico de infecciones un máximo de cuatro días.

Aunque las restricciones más severas —como el cierre total de fronteras y el periodo de cuarentena— se han eliminado y la conectividad va ganando terreno, los gobiernos siguen obstaculizando los viajes de forma innecesaria. En algunos territorios todavía existen restricciones innecesarias para viajar (papeleo complicado, pruebas de COVID o el uso de mascarillas), a pesar de que estos requisitos se han levantado en la vida cotidiana. El director general de la OMS ha afirmado que “no hay razón para aplicar unas medidas que solo obstaculizan de forma innecesaria los viajes internacionales y el comercio global”. Asimismo, ha hecho un llamamiento a todos los gobiernos para que tomen decisiones consistentes basadas en la evidencia. IATA respalda este consejo.

  1. Los gobiernos deben mantener el equilibrio entre las medidas de salud y el impacto económico y social

Aunque no existe evidencia sobre la efectividad de las restricciones, lo que sí se ha demostrado es su impacto negativo en la conectividad aérea. Por ello, los políticos deben pensar en los beneficios económicos y sociales de la conectividad aérea a la hora de aplicar restricciones de viaje relacionadas con la salud.

En 2019, la aviación generó casi 40 millones de puestos de trabajo en todo el mundo y aportó 3,5 billones USD al PIB mundial. Y el público entiende la importancia económica de la conectividad aérea: el 92% de los viajeros está de acuerdo en que la conectividad aérea es «crítica» para la economía (según el último sondeo de pasajeros de IATA). Durante la pandemia, el 87% de los pasajeros encuestados (septiembre de 2021) manifestaba que era necesario encontrar el equilibrio entre las medidas para contener el COVID y la salud económica. El impacto social también fue significativo. Las restricciones de viaje impidieron que las personas se juntaran. En el último sondeo de pasajeros de IATA, dos tercios de las personas manifestaron que «la calidad de vida se vio perjudicada debido a las restricciones de los viajes aéreos por el COVID».

“Instamos a los gobiernos a que escuchen los consejos de la OMS sobre la necesidad de mantener las fronteras abiertas. Y pedimos una investigación independiente sobre la efectividad de políticas encaminadas a mantener entre la protección de la salud y los beneficios sociales y económicos de la conectividad aérea, con el objeto de establecer un conjunto de recomendaciones globales para gestionar futuras crisis de salud”, dijo Clifford.

  1. La confianza del viajero exige medidas coherentes e información clara

La confianza pública se ve perjudicada por normas arbitrarias y una información deficiente o contradictoria. Durante la pandemia, las normativas y la información sobre las restricciones fronterizas fueron confusas e incoherentes. Solo en enero de 2022 existían unas 100.000 normas diferentes que afectaban a los viajes internacionales, un mosaico de medidas que solo ha generado confusión en los viajeros y causado un enorme perjuicio en las operaciones aéreas. La encuesta de pasajeros de IATA pone de relieve la necesidad de un enfoque coherente sobre las normas de viaje por parte de los gobiernos. Alrededor del 59% de los encuestados sostiene que «la comprensión de las normas fue un verdadero desafío»; el 57%, que «la gestión del papeleo fue complicada»; y el 56%, que «la experiencia de viaje no fue nada buena».

El uso de mascarillas a bordo se considera cada vez más innecesario. La mayoría de los pasajeros opina que debería retirarse por completo o no ser obligatorio si se ha eliminado en otros entornos, como en las oficinas.

Con el fin de proporcionar una mayor confianza en los viajeros, los gobiernos deberían:

  • Estudiar cómo eliminar las medidas de salud pública una vez introducidas.
  • Simplificar y digitalizar la burocracia y el papeleo con estándares globales y reconocimiento mutuo de credenciales de salud en formato digital.

“En la actualidad, el 71% de los viajeros cree que los viajes deberían ser como antes de la pandemia. Con la vuelta a la normalidad, pronto volveremos a centrarnos en una de nuestras mayores preocupaciones: crecer de forma sostenible, sin olvidar —tanto gobiernos como industria— las lecciones de esta pandemia. Vendrán nuevas amenazas para la salud mundial. Aplicar las lecciones de la pandemia del COVID-19 a futuras crisis de salud es la mejor manera de garantizar que los sacrificios realizados por millones de personas no hayan sido en vano”, dijo Clifford.

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Fuente: IATA
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