Viajar en avión es una de las maneras más seguras de transportarse, pero los desastres aéreos generan una percepción pública contraria.
Las intensas coberturas de los medios y la impresión que causan las fotografías de los desastres pueden hacer que las personas sientan un miedo extremo por eventualidades realmente raras, mientras que se ignoran otros peligros mayores que ocurren durante actividades más comunes.
Las estadísticas muestran que las posibilidades de que un pasajero muera durante un vuelo de una de las principales aerolíneas del mundo es de apenas 1 en 4.7 millones. Cada año, las posibilidades de morir en un accidente automovilístico son de 1 en 14 mil.
Incluso existen más posibilidades de morir por ser alcanzados por un relámpago, con una probabilidad de 1 en 1.9 millones, de acuerdo con cifras de la Red de Seguridad Aérea (ASN por sus siglas en inglés).
En la década de 1970 los accidentes aéreos ocurrían en promedio 68 veces al año, lo que dejó mil 676 personas muertas, lo que dio origen a una serie de mejoras en los protocolos de vuelos, en la automatización de los equipos de vuelo y del diseño de los aviones, lo que permitió que actualmente se registren al año apenas 40 accidentes con 832 muertes al año.
En el 2014, cerca de 100 mil aviones despegaron diariamente de los aeropuertos de todo el mundo, y de los 33.4 millones de vuelos anuales se registraron sólo 21 accidentes…