Desde este lunes, Bélgica autoriza de nuevo los viajes no esenciales al extranjero, prohibidos desde finales de enero, aunque se mantienen las restricciones al regreso al país con el objetivo de controlar la pandemia de COVID-19. De este modo, si se ha viajado a una zona de riesgo, los pasajeros tendrán que hacerse una primera prueba PCR al volver y guardar cuarentena durante siete días. Transcurrido ese tiempo, deberán someterse a un segundo test y si el resultado es negativo, se podrá poner fin al aislamiento. La orden prevé multas de 250 euros a quien se salte estas normas.
Hasta ahora, el gobierno belga había prohibido todos los viajes no esenciales al extranjero, sin importar el destino, lo que llevó a la Comisión Europea a enviarle una carta pidiéndole explicaciones, como también hizo con Alemania, Finlandia, Hungría, Suecia y Dinamarca, que aplicaron restricciones más estrictas que las que los países europeos pactaron en enero.
Entonces, los líderes europeos acordaron prohibir los desplazamientos no esenciales a las zonas con una incidencia acumulada de 500 casos por cada 100.000 habitantes.
Bélgica también ha levantado hoy parcialmente las restricciones en los centros educativos, tras haber permanecido cerrados durante más de tres semanas, cuando los contagios de coronavirus estaban aumentando.
Continúan otras restricciones como el cierre de bares y restaurantes, a los que se les permitirá volver a abrir las terrazas el 8 de mayo, el mismo día que está previsto que acabe el toque de queda nocturno
Este país presenta hoy una incidencia acumulada de 432,3 casos por cada 100.000 habitantes, y una media de 3.529 contagios entre el 12 y el 18 de abril, lo que supone un descenso respecto a los siete días anteriores…