Retornar la aviación civil y el transporte aéreo a los parámetros previos a la pandemia del COVID-19 tiene que ser un proceso gradual que requerirá de un extraordinario esfuerzo colectivo de todos los actores que componen el sistema aeronáutico nacional e internacional, guiados por un espíritu de colaboración y comunicación continua.
La reflexión es de Alejandro Herrera, director general del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), al abordar lo que considera la más seria y difícil crisis registrada en la aviación en algo más que el último siglo.
“Cerca de 25 mil aviones que integran la flota aérea mundial se vieron forzados a aterrizar de forma abrupta, al tiempo de quedar conminados a permanecer por varios meses estacionados en tierra por la expansión de la pandemia del coronavirus o COVID-19”, introduce Herrera su análisis que publica bajo el título “Golpe pandémico del COVID-19 a la aviación civil”.
Llevando al plano local el impacto de la pandemia en la aviación, el doctor Herrera explica que luego de tener un crecimiento continuo promedio de un 5% anual en las operaciones aéreas durante la última década, alcanzar la condición de principal destino turístico del Caribe y estar reconocido entre los primeros en el mundo, con un aporte de alrededor del 4% al producto interno bruto nacional, en la situación actual las proyecciones en cuanto a la recuperación del tráfico aéreo hacia el país, en cualquier escenario estimado, se quedan muy por debajo de las expectativas habituales.
Deduce entonces que esas dificultades afectarán la cadena de valor del turismo, no solo directo en pasajes aéreos, reservas de hoteles, renta de vehículos y consumo de productos agrícolas nativos, sino también indirectamente a la gran cantidad de negocios que se benefician del mismo, como bares, restaurantes, mercados, tiendas, discotecas, cines, etc.
Es en este contexto que observa la necesidad de “lograr los consensos necesarios respecto a las medidas y protocolos que se implementan para devolverle la confianza al público viajero y garantizarle que al abordar los aviones no corran riesgo de contagio”, planteando que el retorno a los parámetros previos a la pandemia debe ser gradual.
“El transporte aéreo comercial debe ir asumiendo las medidas y los protocolos que garanticen de forma efectiva que mientras no aparezca la vacuna, por su intermedio no habrá contagio ni propagación del COVID-19”, apunta.
Al detallar que los grandes esfuerzos de la recuperación se concentran en el cambio de las costumbres sociales, considera como una arista vital para la recuperación la seguridad operacional: “Es preciso poner especial atención a los procedimientos a efectuar al momento de ir alzando el vuelo, para garantizar que el transporte aéreo mantenga su principal valor, que es su categoría del medio más seguro”.
Alejandro Herrera concluye sus reflexiones manifestándose optimista de que la aviación global, calibrando fortalezas y oportunidades, superará “el serio desafío que implica la recuperación de este golpe pandémico sin precedentes”.