Los cálculos de la Aeronáutica Civil indican que el actual aeropuerto de Bogotá no estará en capacidad de movilizar los 69,2 millones de usuarios que se proyectan para 2041, más del doble de los casi 30 millones de personas que pasaron por la terminal en 2015. Por eso, en compañía del Ministerio de Transporte y la Agencia Nacional de Infraestructura, llevan al menos dos años impulsando el diseño y construcción de un nuevo aeropuerto.
El terreno que escogieron para el Aeropuerto El Dorado II se encuentra entre Madrid y Facatativa, Cundinamarca, a 15 km al occidente de Bogotá. Tres pistas de 4km de longitud, una torre de control, además de las centrales de pasajeros y carga son parte de los componentes de esta mega obra que ya genera incertidumbre entre los habitantes de estos municipios.
El polígono que propone el consorcio contratado por la Aeronáutica no solo se ubica sobre una porción del Río Subachoque (afluente del Río Bogotá), sino que además está sobre el Humedal Moyano.
El terreno viene de un periodo traumático. Tanto la CAR como las alcaldías de los dos municipios han cometido las suficientes omisiones para llevar el ecosistema a una crisis. Nivelaciones de terreno con escombros y sedimentos del lado de Madrid, la construcción de un jarillón que secó el canal en el sector que es jurisdicción de Facatativá, además de la deforestación de vegetación nativa, son solo algunos de los daños que se han causado al Humedal Moyano.
La CAR ha tratado de revertir el impacto a través de visitas técnicas y medidas preventivas, pero ni los vecinos del sector ni las administraciones locales han intervenido para hacerlas efectivas.
A esta ecuación ahora se suma la llegada del Aeropuerto El Dorado II. En días pasados se hizo público el Plan Maestro del proyecto que confirma lo que muchos vecinos del sector ya venían sospechando. El consorcio contratado por la Aeronáutica planea construir la nueva terminal aérea a las inmediaciones del río Subachoque y sobre el humedal. El Plan Maestro contempla estos obstáculos pero los desestima:
"Dentro del polígono también se evidencian cuatro quebradas entre las cuales se encuentra El Chircal. Los cuerpos de agua, las rondas hídricas asociadas y las zonas de inundación se encuentran catalogadas como Ãreas de Restricción Alta. Estas zonas pueden llegar a ser intervenidas utilizando las medidas adecuadas. En áreas cercanas al área de estudio se presentan zonas con protección de suelos entre las que se tienen en consideración áreas protegidas, áreas de especial significado ambiental y las áreas de recuperación ambiental. Es de aclarar que aunque se identifican áreas de humedales ninguno de ellos corresponde a humedales de la convención de RAMSAR. Ninguna de las restricciones del medio biótico establecidas y que podrían llegar a impedir la realización del proyecto en la zona propuesta se presentan dentro del polígono a excepción de una pequeña porción del Distrito de Riego la Ramada que se sobrepone con el polígono de El Dorado II en la parte sur-oeste".
Sin embargo, para Margarita Flórez, directora de la Asociación Ambiente y Sociedad, en el concepto de los ingenieros contratados por la Aeronáutica (T.Y. Lin International, Ingetec Gerencia y Supervisión y Landrum & Brown Incorporated) "hay una interpretación restrictiva de la convención RAMSAR, cuyo componente principal es el Listado de humedales de importancia internacional. Pero hay que recordar que el artículo 3.1 de la Convención incorpora el concepto de "uso racional de los humedales en su territorio". Es decir, aplica a todos los humedales y recursos hídricos que se encuentren en su jurisdicción no solamente a los que forman parte del citado listado. Esa es la base de la protección y sustenta la declaratoria de humedales que se hace a nivel distrital, municipal, y nacional"…