Con una inversión de US$ 165 millones, Uruguay habilitó en 2009 uno de los más modernos aeropuertos de la región. Son US$ 47 millones menos a los US$ 212 millones que el MOPC quiso invertir en el metrobús. La concesión del servicio significa para los uruguayos ingresos anuales de US$ 26 millones. En escasos siete años, ya estarían consiguiendo el retorno del dinero invertido.
El principal aeropuerto de nuestro país, Silvio Pettirossi, que ni siquiera tiene los papeles del inmueble en orden. Varias aerolíneas dejaron de usarlo por el peligro que representa. / ABC Color
Muchos proyectos urgentes y necesarios podría ejecutar el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) con los US$ 212 millones del préstamo que iban a financiar las obras civiles del metrobús sobre el corredor Eusebio Ayala.
A modo de ejemplo, uno de esos proyectos podría ser la construcción de un nuevo aeropuerto, porque el Silvio Pettirossi, principal puerta de entrada al país, se cae a pedazos.
Para tener una idea, en 2009 el Gobierno uruguayo inauguró el nuevo aeropuerto de Montevideo mediante una inversión de US$ 165 millones, según las publicaciones periodísticas de ese país. La construcción, que abarca una extensión de 45.000 m2, se ha convertido en todo un Ãcono en el sector aeroportuario. Son US$ 47 millones menos que el monto que pretendió invertir el MOPC en el metrobús, en el proyecto denominado "reconversión del centro, modernización del transporte público metropolitano y oficinas pública".
Con los 212 millones, el Gobierno podría construir un nuevo aeropuerto, igual al de Uruguay, tres viaductos que mejorarían la circulación sobre Eusebio Ayala y el mejoramiento del asfalto. Es más, sobraría dinero, teniendo en cuenta que un viaducto convencional cuesta US$ 3,5 millones y el arreglo de la calle, US$ 10 millones.
Es preciso recordar que una de las primeras crÃticas al proyecto del MOPC lanzado a fines de 2010 fue el uso del diésel. A principios de este año, presentó un nuevo proyecto al Congreso cambiando a electricidad (trolebús). Otro cuestionamiento fue no haber realizado estudios sobre otros sistemas de transporte público. Si bien el proyecto lleva el nombre de "modernización del transporte público metropolitano", no incluía precisamente la provisión de los buses, sino la adecuación de la avenida Eusebio Ayala para la circulación exclusiva de los buses, en dos de sus seis carriles, además de otras obras que no tienen nada que ver con el transporte público, como la construcción de desagüe pluvial, cloacal, plazas, ciclovías, entre otros.
