El tiquete cuesta 6.500 dólares y le da una suite privada al pasajero de primera clase.
Las aerolíneas redoblan la competencia por los pasajeros de tarifa completa entre Nueva York y Los Angeles, y ofrecen asientos rebatibles a cama, vinos caros de Francia y valets personales para llevar a los viajeros desde el cordón hasta la puerta de embarque sin que tengan que perder tiempo haciendo alguna fila.
La última trifulca por los pasajeros de primera clase y de clase Negocios tiene por participantes a cinco aerolíneas de la ruta más rentable de Estados Unidos.
Delta Airlines Inc., American Airlines y United Airlines aumentan el espacio para los clientes de alta gama y dan regalitos una vez que se reserva el vuelo internacional, como las minisuites.
Se le suman JetBlue Airways Corp. y Virgin America Inc., y todas juntas van tras los banqueros, celebridades y otras personas que compran billetes que pueden llegar a superar los 6.500 dólares.
El mercado, que está conformado por la minoría de pasajeros en cualquier viaje que se tome para el análisis, genera aproximadamente un 75 por ciento de la facturación de los vuelos a lo ancho del país, lo que compensa la inversión de las aerolíneas en cabinas de super lujo y comidas de cuatro platos.
"Me gusta el espacio que tengo, la intimidad que disfruto, por lo cual el nivel de comodidad del asiento es realmente importante", dijo Hal Biagas, titular de asesoría letrada de Excel Sports Management, que representa al golfista Tiger Woods y a la estrella de los Yankees de Nueva York, Derek Jeter.
"Lo que hago tiende a captar interés y no puedo tener a alguien que me ande mirando por encima del hombro la presentación o el contrato que tengo delante".
Para aquellos a quienes la tarifa les resulte accesible, los mimos valen la pena en un viaje de 2.500 millas (4.000 kilómetros) y seis horas completas con viento en contra del Oeste. El viaje dura tan solo 90 minutos menos que el que va de Nueva York al aeropuerto Heathrow de Londres.
"DEMANDA SIGNIFICATIVA"
"A diferencia de lo que ocurre con otras rutas locales de Estados Unidos, hay demanda significativa de clientes que están dispuestos a pagar la tarifa completa para sentarse en la cabina de primera clase", dijo el responsable comercial máximo de American, Virasb Vahidi.
En American, de AMR Corp., entre las gratificaciones exclusivas de transcontinentales se cuentan el servicio de portería que saluda a los pasajeros de élite en el cordón y los lleva rápidamente a una habitación especial de check-in y a un ascensor privado que salta toda la cola para el control de seguridad y los deja al comienzo de esta.
Estos pasajeros luego van al salón Flagship, que es un espacio privado de los salones Admirals Club que tiene American.
Nueva York – Los Angeles también es la ruta estadounidense más cargada, ya que tiene cerca de 3,2 millones de pasajeros por año, y también es una de las más rentables, pues las ventas anuales llegan a 1.430 millones de dólares, según los datos del Instituto de Estadística del Transporte.
Las tarifas de primera clase de ese vuelo pueden valer diez veces más que la clase turista, si se tiene como base los precios que figuran en los sitios web de las aerolíneas.
"Complacer el tráfico empresarial es mucho más importante que generar volumen", dijo Michael Boyd, presidente de la consultora Boyd Group International Inc., que está en Evergreen, Colorado. El directivo calcula que las butacas exclusivas traen, en general, tres cuartas partes de la facturación total de un vuelo a lo ancho del país.
COMPETIDORES PARA UN MERCADO EXCLUSIVO
Ninguna aerolínea de EE. UU. vuela con un súper jumbo Airbus SAS A380, que tiene cerca de 500 butacas. Los A380 de Emirates tienen "˜suite"™ privadas y duchas, y los de Singapore Airlines Ltd., doble piso y sillones bordados a mano. Las butacas rebatibles son el centro de la competencia para la ruta Nueva York – Los Angeles.
Delta tomó algunos asientos cama de los Boeing 767 transatlánticos, que son de fuselaje ancho, y los puso en el servicio que cruza el país.
Ahora le suma asientos cama a los 757 que hay en esas rutas, en reemplazo de las unidades tipo cuna.
United saca de a tirones las 12 butacas que se reclinan sin llegar hasta estar horizontales en sus estrechos fuselajes de los Boeing 757 transcontinentales.
En su lugar, va a poner 28 butacas rebatibles, mientras la aerolínea con sede en Chicago reacomoda las cabinas y baja de tres a dos clases de servicios, lo que suma 32 butacas en turista a fin de "colaborar con la economía del avión", dijo el máximo responsable de facturación, Jim Compton.