Impulsado por incidentes y complicaciones en los aeropuertos, los Estados Unidos debaten sobre la políticas publicas más adecuadas para controlar los drones o VANT.
Vuelos demorados, aviones impactados, visualización de aeronaves desde las torres de control preocupan en forma creciente a las autoridades de la Unión, tanto las de la aviación civil como las de fuerzas del orden locales o estaduales.
La Federal Aviation Administration (FAA) elabora reglas que equipararían a los drones con otras aeronaves y los obligaría a tener una matrícula que relacione al vehículo con un operador responsable.
Otras autoridades de agencias federales de seguridad y locales, como los denominados comisarios u oficiales aéreos federales, creen que debe autorizarse lisa y llanamente el derribo de los aparatos que ponen en riesgo a las personas y sus bienes.
La FAA recibió en tan sólo tres meses más de 700 informes de drones en zonas próximas a aeropuertos, notificadas por torres de control y tripulaciones en vuelo. No todas las denuncias pudieron ser verificadas, pero la alarma está encendida y el peligro de una tragedia está en la mente de los que siempre ven en la regulación la solución de todos los males.
La identificación de drones podría individualizar a un responsable y también controlar que un dron no se utilice con fines terroristas, lo cual es una creciente preocupación entre quienes están a cargo de la seguridad pública. Respondiendo a esta alarma gubernamental hay argumentos sólidos que son similares a los del control de armas de fuego: una identificación no impedirá que los terroristas intenten atentar con drones.
La National Transport Safety Board (NTSB) y otras agencias habrían manifestado el deseo de que el Servicio Federal de Comisarios del Aire (Federal Air Marshal Service) sea el encargado de controlar los drones…