«Señor, ¿qué va a tomar?», se pregunta reiteradamente en los aviones mientras las azafatas reparten los snacks durante los vuelos. Pero cuando llega la hora de la famosa colación que ofrecen las distintas aerolíneas, la oferta cambia según la empresa, el tipo de vuelo y la duración. Desde frituras hasta barritas de cereal y galletitas de limón, las compañías aéreas apuestan a distintas opciones. Y las marcas encaran distintas estrategias para ganar la batalla en el aire.
Aerolíneas Argentinas, por ejemplo, ofrece snacks de la marca Arcor para los vuelos de cabotaje, que este año le ganó la pulseada de precios a Balcarce, la empresa que brindaba el servicio y que en esta oportunidad terminó tercera en la lista para la licitación. El concurso representó para la aerolínea un 20% de ahorro, en relación a los proveedores anteriores, según dijeron en la compañía.
Además, la línea de bandera cuenta con distintos Ãtems dentro de la oferta gastronómica en vuelo: para las gaseosas, ofrece línea Coca-Cola y para el agua mineral, Nutreco; el café es Cabrales y el té es del Grupo Las Marías. Para los trayectos internacionales, la oferta de vino y champagne está en manos de la marca Nieto Senetiner (que pertenece a Molinos), la cerveza es Isenbeck, y el licor Baileys y el whisky son distribuidos por el Grupo Peñaflor; la leche larga vida es La Serenísima y el helado, Chungo.
Pero no todo se trata de grandes compañías. Por caso, los alfajores que se sirven a bordo son de la pyme Arte Dulce y se ofrece un snack de manà en vuelos regionales, que son provistos por Prodeman, la firma de General Cabrera, Córdoba, cuya marca más famosa es King.
En la aerolínea Latam, por su parte, apuestan por el snack salado y se distingue el bocadillo según el tiempo de duración del viaje y la cantidad de kilómetros recorridos a partir de la altura que toma el avión en cada traslado. «En los vuelos con una duración mayor a dos horas se ofrece bebida a bordo y unos Twistos, de la firma PepsiCo. Si el vuelo tiene una duración menor, se ofrece bebida únicamente. Eso se mide por el horario y la altura para que la tripulación de cabina pueda llegar a una estabilidad para servirlo», comentaron desde la empresa.
En tanto, desde Andes expusieron que existe un servicio generalizado que consiste en una magdalena de la empresa Pozo, una bolsa de snack saborizado Olitas y una galletita de chocolate provista por Estancia El Rosario. A eso se le suman gaseosas, jugo, agua, soda, café, té y leche. «En vuelos de mayor duración -más de tres horas- por lo general el servicio es diferente: se les da a los pasajeros un sándwich de miga y se refuerza con lo anterior», dijeron.
En el caso de Avianca, las opciones son: un jugo Cepita, una barra de cereal y una galletita de limón Balcarce. Lo particular es que esta compañía incorpora la opción apta para celíacos para las barritas de cereal. Las compras se hacen de forma directa a las empresas y para todos los viajes nacionales es la misma opción, ya que la aerolínea no tiene vuelos de mayor duración a dos horas.
La low cost Norwegian, que recientemente conectó su primer viaje entre Londres y Buenos Aires, tiene la opción de comprar snacks que se venden en vuelo y se paga con tarjeta de crédito en dólares. Las opciones van desde una ensalada de frutas (US$5), un muffin de chocolate (US$3), un postre Mini Oreo (US$3,50) y caramelos marca Bassett’s. También se pueden comer sándwiches fríos o calientes, ensaladas, chocolates y snacks marca Trope.
Para cuando el reloj marca la hora de la comida, ya sea al mediodía o por la noche, los menús se preparan para vuelos de mayor distancia y tiempo, por lo que se ofrecen platos con mayor elaboración. Latam, por ejemplo, implementó para sus vuelos internacionales de más de siete horas un nuevo servicio en la clase económica que tiene el objetivo de «brindar a los pasajeros una experiencia gourmet, con platos que son un 50% más grandes, que representen la gastronomía latinoamericana e internacional», según informaron en la empresa.
Los pasajeros reciben un menú con tres opciones para el almuerzo y la cena, que incluye un plato caliente, comida vegetariana o una opción fría, que se acompaña con bebidas y un snack dulce. Para el desayuno, las alternativas son: un croissant de jamón y queso, crepes rellenos de manzana y durazno caramelizado y waffles con castañas de Cajú y naranja.
Las opciones de almuerzo y cena incluyen platos como carne cocida a fuego lento con pudin de maÃz, espárragos salteados y tomates cherry, y canelones de ricota y espinaca con salsa cremosa de azafrán y coulis de pimiento rojo asado. El plato frío se compone por pollo asado con bocados de quinua, habas y verduras mixtas con aderezo de yogur y sésamo…