En una demostración de preocupación y hasta magnanimidad hacia la salud de pasajeros, sus acompañantes y sobre todo de los empleados, que son quienes más tiempo pasan en la instalación, Ibiza ha pasado a formar parte desde ayer del selecto grupo de ´aeropuertos silenciosos´ de AENA, tras Madrid, Barcelona, Palma y Bilbao. Al ver el titular, uno puede pensar inicialmente en la modificación de procedimientos para atenuar el ruido en las operaciones de los aviones que llegan y salen de es Codolar, pero en realidad es algo mucho más sencillo: se han dejado de emitir los agotadores mensajes que anunciaban la salida los vuelos. Es de agradecer que se haya tomado esta decisión para dejar de castigar a las personas con un incesante runrún de anuncios, en muchos casos innecesarios, que había convertido al sistema de megafonía del aeropuerto en algo parecido a la banda sonora de una feria en la que el abuso de avisos habían hecho perder toda efectividad a advertencias como ´acuda urgentemente´ o ´última llamada´, al estilo de Pedro y el lobo, ya que en muchas ocasiones los avisos eran tan excesivos como falsos o abusivos, sobre todo en el caso de compañías de bajo coste que, con rotaciones muy rápidas de aviones de unos 30 minutos en tierra, en los que sus agentes de tierra se empeñaban en llamar al embarque simplemente dándole a una tecla de su ordenador para activar los mensajes, cuando al avión aún le estaban poniendo las escaleras para que bajasen los pasajeros del vuelo anterior.
La repetición de los mismos avisos varias veces con la misma y cansina voz a las que se añaden las posteriores versiones en otras lenguas hacía que uno llegase a odiar profundamente el aeropuerto, a los pasajeros díscolos que no acudían a embarcar ¡ur-gen-te-men-te! a su vuelo con destino Eindhoven y en ocasiones de saturación absoluta las maldiciones llegaban hasta Edison, creador del megáfono, o los hermanos Wright, que en mala hora inventaron el avión. Siendo realistas, no esperen ahora que en la terminal va a sonar solo una suave música ambiental o incluso disfrutemos del mismo silencio y calma que en una playa fuera de temporada: los avisos de embarque se seguirán dando en las zonas más próximas a las puertas por parte de los agentes de las aerolíneas, con machacona insistencia si alguien se ha despistado, mientras que la megafonía general seguirá activa: se avisará de los cambios de puerta (por ejemplo, la del vuelo de Eindhoven, que pasará de un extremo a otro del edificio).
Mientras, como ya sucede en El Prat, Son Sant Joan, Barajas o Loui, las voces automáticas seguirán contándonos cada quince minutos exactos en varios idiomas, algunos mensajes, recordatorios u consejos generales, como el del Real Decreto que prohÃbe fumar, el no sacar ojo de nuestro equipaje (es el mantra: «please do not leave your baggage unattended») o el más irónico de todos, un anuncio que suena cada media hora hasta en el último rincón del aeropuerto que nos recuerda precisamente que «en este aeropuerto no se dan anuncios por megafonía».