En los años setenta y ochenta del siglo anterior, la estatal Ecuatoriana de Aviación llegó a convertirse en una de las principales aerolíneas del continente americano, con cobertura en todo el sur, norte, incluido Estados Unidos.
Puntualidad, excelente servicio a bordo, una línea de negocios muy bien definida, con inversiones que siempre apuntaban a la modernización. Sin embargo, administraciones fallidas comenzaron a mermar el rendimiento y la quiebra fue inevitable. A eso se sumaba que por presiones políticas la empresa se llenaba de personal que no necesitaba y así se acabó la única empresa de bandera nacional. Con Tame ha sido diferente, comenzó siendo una aerolínea que solo volaba dentro del país y tenía una administración militar.
Sobrevivió a un negocio que para otras aerolíneas fue imposible sostener, por ejemplo, San y Saeta. La administración dio un giro y ahora es la única aerolínea estatal que cubre el territorio nacional y vuela a varios destinos internacionales. Desde el año pasado comenzó a ser administrada por un experto, Ignacio Vallejo, y ya se nota un giro importante para que el usuario recupere nuevamente la confianza. Desde diciembre se advierte mayor puntualidad y cumplimiento de los itinerarios, algo básico en la aviación comercial. Cabe destacar que, por razones técnicas o de clima, no hay ninguna aerolínea en el mundo que pueda evitar la suspensión eventual de un vuelo. La actual flota de Tame es de 13 aviones, de los cuales cuatro están en mantenimiento y dos listos para su devolución.