Actualmente, uno de cada cuatro pasajeros en el mundo vuela"¨aerolíneas low-cost carriers (LCC). En las últimas dos décadas, la"¨participación de las LCC ha crecido sostenidamente, consolidando una tendencia que puede alcanzar un 70% del total de volumen de pasajeros transportados, en países como la India.
Mientras el objetivo es que la eficiencia en la gestión pueda traducirse en una rebaja sobre las tarifas al consumidor, no es a expensas de la seguridad. En particular, las aerolíneas de bajo costo pueden obtener beneficios de hasta un 30% del costo de sus competidoras tradicionales.
Una característica propia del modelo de gestión es la adquisición de una flota nueva y homogénea de aeronaves, que supone ahorros sustanciales de mantenimiento, repuestos, capacitación, habilitación y asignación de tripulaciones. Y lo más importante, mayor eficiencia en el gasto de combustible, egreso que puede representar un 30-45% de los costos directos variables operativos.
Caracterizadas por la utilización de aviones de última generación, se han transformado en las embajadoras de proyectos sustentables de gestión de flota, como el que impulsa la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) cuya meta es obtener una reducción del 50% en las emisiones de carbono a la atmósfera para el año 2050.
Las aerolíneas LCC son muy conscientes de lo que significa la seguridad, aspecto muy relevante de la cultura organizacional de cualquier compañía aérea. Si bien recortan gasto en cada rincón operativo, el modelo contribuye a elevar el estándar de seguridad operacional. Por ejemplo, el vuelo punto-a-punto y el estricto cumplimiento de la puntualidad brindan estabilidad en la programación de las tripulaciones, previniendo la aparición de fatiga. Una estructura organizacional reducida permite la implementación de programas robustos de SMS – Safety Management System (sistema de gestión de la seguridad) y la rápida ejecución de acciones correctivas ante hallazgos detectados en sus auditorías de calidad.
Las LCC y las compañías aéreas tradicionales están sujetas a la misma reglamentación aeronáutica respecto a requisitos de aeronavegabilidad de los aviones, entrenamiento de tripulaciones y técnicos, entre otros. Sin embargo, hay aerolíneas que no forman parte de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) que exige el cumplimiento de su auditoría de seguridad operacional IOSA (IATA Operational Safety Audit). Según está comprobado, contribuye a mitigar en un 50% los riesgos en relación a accidentes fatales.
En el ranking 2016 de seguridad operacional publicado por el Centro de Evaluación de Accidentes Aéreos de Alemania (Jet Airliner Crash Data Evaluation Centre – JACDEC) "”basado en la Auditoría Global de Vigilancia de la Aviación Civil Universal Safety Oversight Audit Program (USOAP) de la OACI"” JetBlue se encuentra por encima de British Airways, Norwegian está más alta en la lista que Iberia, y Southwest y Easyjet sobre United Airlines, así como Ryanair respecto a LATAM Chile.