La disrupción de las aerolíneas de bajo costo gana altura en el Atlántico, hasta hace sólo un par de años un corredor exclusivo de las grandes compañías.
La agresividad en los precios que ofrecen compañías aéreas low cost como la escandinava Norwegian Air, la canadiense Air Transat y la islandesa WOW Air ilustra la amenaza que estos nuevos actores representan para el dominio que desde hace décadas tienen rivales mucho mayores, como Delta Air Lines, Air France-KLM y British Airways. La competencia feroz de las rutas europeas cruza el océano y puede poner en aprietos a las aerolíneas que no sean capaces de ajustar sus gastos.
Los vuelos transatlánticos son un paso natural a la vista de que el mercado del low cost liderado por Ryanair y EasyJet está ya maduro en Europa. El acuerdo de cielos abiertos entre la Unión Europea y Estados Unidos abrió la puerta hace una década para que las aerolíneas que empezaban a emerger en las dos orillas del Atlántico pudieran disputar el oligopolio de las grandes y expandir así sus negocios. Pero la consolidación que siguió a la crisis aplazó el proceso.
Tampoco ayudó la lentitud del Departamento de Transporte de EE.UU. al revisar las solicitudes presentadas por los nuevos operadores extranjeros. Tras más de dos años de negociaciones, Norwegian Air se convirtió en la primera aerolínea europea de bajo costo en aventurarse a cruzar el charco con vuelos por menos de 500 dólares .
Su cuota de mercado no cubre ni el 2% de los asientos ofrecidos en las rutas transatlánticas, frente a Delta, American y United Airlines, que se comen el 79% de esta torta cuando se tiene en cuenta el servicio que prestan junto a sus socias. Pero la firma Center for Aviation calcula que la capacidad de Norwegian se eleva al 13% en las 26 rutas que cubre. No es sólo de una regulación más favorable. La mayor eficiencia de los aviones que utilizan y la configuración de la cabina permite a estas compañías ser más competitivas…