El pasado domingo, el analista tecnológico Matthew Brennan tuiteó un vídeo grabado por el en el aeropuerto internacional de Chengdu-Shuangliu (China). En él, se ve al propio Brennan situándose frente a una monitor con información del aeropuerto, de tal manera que la cámara pueda escanear su rostro para identificarle.
En pocos segundos, el monitor muestra el estado de su vuelo y la ruta desde ese punto hasta su puerta de embarque: «¡Fijaos en que no metí ningún dato, que identificó con precisión toda la información sobre mi vuelo a partir de mi cara!».
Desde entonces, el tuit se ha convertido en ‘viral’ (más de 17.000 RTs y de 30.200 ‘likes’) en este momento, y ha generado casi 20.000 respuestas, con tuiteros posicionándose a favor o en contra de la proliferación de tecnologías de identificación biométrica en China.
La mayoría consideran siniestra esta apuesta del régimen chino por el control social («Gran Hermano», «fascismo» o «distopía» son algunos de los términos utilizados), que se extiende mucho más allá de los aeropuertos, llegando a servir como herramienta para regular quién tiene acceso al transporte público y cómo se cruza por la calle.
Según recoge Business Traveller, Brennan vuela a menudo entre aeropuertos chinos por razones profesionales y nunca había visto un dispositivo similar al de su tuit, «ni siquiera en Pekín y Shangai»; aunque el aeropuerto de Hongqiao (Shanghai) anunció en octubre la puesta en marcha de un sistema de reconocimiento facial destinado a servir como registro de entrada automático, y control de seguridad y de embarque.
Y, si bien reconoce simpatizar con los defensores de la privacidad (son «preocupaciones naturales» […] debemos cuestionar que uso se da a nuestros datos personales»), él no se muestra tan escandalizado como los usuarios que han respondido a su tuit:
«Considero que un aeropuerto internacional es un entorno de alta seguridad, y entiendo que realizar un seguimiento de los viajeros por todo el aeropuerto es aceptable, cuando no deseable»…