INDUSTRIA AERONÁUTICA

México: La obesidad nos cuesta la mitad del nuevo aeropuerto

El Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) que preside Juan Pardinas, auspiciado por el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), genera desde hace 10 años análisis y propuestas viables de polí­tica pública para mejorar la competitividad nacional, es decir, para elevar la capacidad de México de atraer y retener talento e inversiones.

Tarde o temprano el Imco tenía que abordar los temas de salud absolutamente ligados a la competitividad. Ya había hecho un primer estudio sobre la calidad del aire y sus efectos en la salud que derivó en una más estricta norma ambiental, y que, por cierto, ya deberían cumplir todos los estados.

Ahora el Imco hizo un estudio sobre costos socioeconómicos del sobrepeso y la obesidad, una epidemia que afecta a 61 millones de mexicanos. Calculó que en el 2014 dichos costos ascendieron, nada menos que a 85,000 millones de pesos. La cifra como que no alcanza a llamar mucho la atención. Como que ya lo sabemos….

Pero dimensionemos de qué tamaño de problema el Imco nos está hablando. Platicando con Gabriela Alarcón, directora de Investigación del Instituto, nos hace ver: el nuevo aeropuerto, que será la gran obra de infraestructura del presente gobierno y la más importante en muchas décadas, costará 169,000 millones de pesos. Bueno, pues los 85,000 millones que nos cuesta la obesidad equivalen a la mitad de esa enorme inversión.

Además, consideremos que la del aeropuerto será una inversión cuantiosa a desembolsarse gradualmente de aquí al año 2020. En el caso de la obesidad nos gastamos la mitad de todo ese costo en un solo año. Y cada año nos pasa lo mismo. Claramente las consecuencias de la obesidad son un factor de empobrecimiento para los mexicanos.

Conforme los cálculos conservadores del Imco, esos 85,000 millones nos los gastamos en tratamiento médico a diabéticos (62,000 millones de pesos, en atender a diabéticos diagnosticados, los no diagnosticados que son más de la mitad no son atendidos ni incluidos aquí), en ausentismo laboral (12,000 millones de pesos de horas hombre que deben faltar por ir a tratarse sus complicaciones por diabetes) y por muertes prematuras (que son 10,000 millones de pesos que dejan de generar las personas en edad productiva que mueren por padecer diabetes, y que ya no llegaron a los 65 años).

Aquí el IMCO calcula que hay 60,000 muertes prematuras anuales en México por la obesidad ligada a la diabetes, y esto sin considerar las muertes por otras enfermedades causadas igualmente por obesidad y sobrepeso, como hipertensión y otros problemas cardiometabólicos. Se quedan cortas otras estimaciones de muertes por obesidad, incluida la de 24,000 muertes anuales que menciona la Alianza por una Vida Saludable, de Alejandro Calvillo, aunque esta cifra la atribuyen ellos específicamente al consumo de bebidas azucaradas.

Son datos que seguramente incomodan a varias empresas de la industria de bebidas y alimentos, pero no pueden ser ignorados; al contrario, deben ser considerados en las estrategias de productoras de alimentos altamente calóricos; ya deberían tener claro que sumarse con la autoridad a medidas de combate contra la obesidad no es un tema solamente de responsabilidad social sino de sobrevivencia. Necesitamos salir del círculo vicioso. A la larga, en un mercado con una población enferma y empobrecida por la obesidad y sus enfermedades, habrá cada vez menos consumo…

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