Frecuentemente, los expertos en aviación dicen que el desafío de Norwegian a las grandes aerolíneas viene por sus nuevos vuelos desde Barcelona. O desde Edimburgo. O desde París. O desde Gatwick. Estos son vuelos con aviones Boeing 787, que tienen bastante pocas ventajas competitivas con, por ejemplo, lo que ofrecerá Level, lo que planea hacer Boost o, incluso, con las ofertas que desde Gatwick o Heathrow lanza la propia British Airways. Pero esa no es la acción más atrevida de Norwegian. Su gran apuesta, la verdadera revolución, tendrá lugar desde Irlanda. Una operación que ayer recibió un nuevo empujón, para convertirla en exitosa.
Norwegian espera empezar a volar desde Dublín y Shannon a dos aeropuertos de la costa Este americana, con aviones de un pasillo, inicialmente B-737 y después Airbus 321. Eso en sí es una apuesta arriesgada, que ayer logró una nueva ventaja: los viajeros saldrán de Irlanda habiendo ya superado el trámite de la entrada en Estados Unidos de forma que, al aterrizar, salen directamente a la calle.
El departamento de Inmigración americano tiene basado en el aeropuerto de Shannon un equipo de control. Diariamente, los aviones Airbus 318 de British Airways que vuelan de London City a Nueva York, ofreciendo únicamente primera clase, aterrizan en Shannon para hacer los trámites de aduana e inmigración americanos, para que no haya molestias ni esperas al aterrizar en Estados Unidos. Esos mismos equipos también despacharán los aviones de Norwegian, de forma que cuando estos aterricen en Stewart, algo al norte de Nueva York, o en Providence, también algo lejos de Boston, todos los trámites estarán completados y sólo será salir a la calle.
Norwegian, asimismo, ha concluido también el acuerdo con una compañía de autobuses para ofrecer servicios rápidos entre estos aeropuertos y el centro de las ciudades, por un precio bajo, de sólo 20 dólares. Coach USA llegó al acuerdo que también fue anunciado ayer. Los buses tendrá wi-fi y energía para los móviles y tablets…