En la superpoblación que acecha a China, su aeropuerto principal, el de Beijing, no es la excepción. En los últimos años, su capacidad se vio colapsada producto de la cantidad de pasajeros que viajan a diario. Por ello, en 2011 el gobierno de la ciudad convocó a través de la Oficina Central para el nuevo aeropuerto una licitación para dar con el proyecto ideal: el aeródromo más grande del mundo.
Aún no se conoce su nombre oficial, pero se lo menciona como Aeropuerto Internacional de Daxing de Beijing debido a su ubicación en el sur del distrito Daxing. El proyecto responde a la creciente demanda de rutas comerciales y además será la base de operaciones para las aerolíneas China Southern Airlines Group Corporation y la China Eastern Airlines Group Corporation.
Recién en 2019 se espera que su primera etapa finalice y comiencen a operar las cuatro pistas que rodean al aeropuerto. En un principio, será capaz de albergar a 45 millones de pasajeros por año, pero al estar dividido en tres etapas, una vez que se completen, la cifra alcanzará los 100 millones de viajeros, lo que la convertirá en la más grande en tamaño y equipará al Hartsfield-Jackson de Atlanta en términos de salida y entrada de turistas.
A 67 kilómetros del aeropuerto de Beijing ya establecido, el nuevo aeródromo cubrirá 313.000 metros distribuidos entre un edificio central y sus cinco brazos que, según los constructores, «se parecen a un fénix que extiende sus alas». En sus brazos, los objetos chinos tÃpicos tomarán la escena: el té, la seda, la porcelana, los jardines…
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