Pese a recibir un promedio de dos millones de dólares diarios para su operación, la aerolínea estatal se dio el lujo de prestar asistencia financiera por casi 30 millones de pesos a Intercargo, otra compañía estatal que, con los valores más caros de la región, brinda servicios de rampa a las empresas privadas -con excepción de American Airlines- que operan en los aeropuertos argentinos. Esta información sería un poco menos grotesca si no se explicara que ambas empresas están bajo gestión de miembros de La Cámpora. El dinero fue utilizado para que Intercargo haga frente al pago de sueldos y para que pueda comprarle ropa a su personal y adquirir los repuestos y vehÃculos que le faltaban para poder prestar los servicios de rampa, atención de aviones y movimiento de equipajes, según se desprende de un informe de la intervención de Intercargo. La ayuda de Aerolíneas -canalizada bajo el paraguas de un acuerdo de «cooperación entre ambas empresas»- le evitó a Intercargo tener que pedir un subsidio explícito al Estado y dejar al descubierto su deficitaria situación económica y operativa. Desde la resolución 113 que decidió la intervención de la compañía, Intercargo pasó a depender directamente del secretario de Programación Económica, Axel Kicillof. El funcionario designó como interventor para cumplir esta tarea de transparencia y saneamiento a Juan de Dios Cincunegui, vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, quien no llegó a completar los 90 días ya que debió renunciar cuando quedó comprometido como abogado en una supuesta estafa denunciada por la presidenta de la Nación. Lo único que blanqueó en el momento de su ingreso es que la empresa perdía 10 millones de pesos por mes. Su lugar fue ocupado por otra militante camporista: María Cecilia García, una contadora proveniente de la Inspección General de Justicia que no tiene experiencia alguna en el sector aeronáutico y consulta todas las medidas que toma con Kicillof y Recalde. Lo llamativo, para aceptar que esta empresa prácticamente monopólica pierda plata, es que Intercargo está señalada por IATA como la empresa con las tarifas más altas del mundo. Un servicio básico de rampa en Ezeiza para un avión de mediano porte, como los que vuelan en cabotaje o regional, por ejemplo, cuesta U$S 1.400 contra U$S 700 en el Aeropuerto de Miami, U$S 620 en San Pablo y U$S 800 en Montevideo.