Posiblemente te hayas preguntado en alguna ocasión cuál es el motivo por el que los aviones reducen notablemente la iluminación de la cabina durante las maniobras de despegue y aterrizaje. Y, también, es posible que hayas sacado tus propias conclusiones al respecto. Sin embargo, ¿son correctas?
Un breve sondeo entre algunas personas de mi entorno, lejos de aclarar la situación sembró todavía más dudas. Las razones esgrimidas justificaban la maniobra fundamentalmente en tres argumentos: la voluntad de crear un ambiente relajado entre los pasajeros, el ahorro energético y la voluntad de reducir la contaminación lumínica. Sin embargo, ninguna de ellas es correcta. Los motivos son exclusivamente de seguridad.
La clave: ganar tiempo
Los momentos más crÃticos durante un vuelo coinciden con el despegue y el aterrizaje. Por ello, las autoridades aéreas, con la voluntad de minimizar riesgos y asegurar el éxito de la evacuación en si se produce un siniestro, han tenido muy en cuenta todos los factores que podrían afectar a la maniobra. Uno de ellos -y fundamental- es la reacción del pasaje.
El ojo humano tarda un tiempo -aproximadamente unos diez minutos- en adaptarse a la oscuridad y, en caso de que surja una eventualidad, el tiempo es oro. Si la cabina está en penumbra, los pasajeros han ido acostumbrando su visión a la tiniebla, de modo que a pesar de la escasez de luz, serán capaces de ver con mucha más nitidez, seguir las indicaciones pertinentes, dirigirse más fácilmente hacia las salidas y, lo que es más importante: les permitirá ganar tiempo.
Alfonso de Bertodano, psicólogo especializado en fobias y comandante de Air Europa es muy gráfico al incidir en la importancia del factor tiempo. "Las autoridades aéreas y en concreto la FFA (Agencia Federal de Aviación) someten las aeronaves a una serie de pruebas de evacuación como paso previo a la certificación"…