Diariamente en todo el mundo, caen cerca de 8 millones de rayos. Y si éstos pueden causar temor en algunas personas en tierra, la idea que uno de ellos nos alcance en pleno vuelo puede ser bastante más inquietante. Es lo que le ocurrió hoy al vuelo LAN 573 en su trayecto desde Bogotá a Santiago, quien recibió el impacto de un rayo en medio de la tormenta que hoy afectó a la capital.
Y ocurre más veces de las que pensamos. En abril de 2014, un rayo alcanzó a un vuelo desde Amsterdam a Birmingham en tres oportunidades, sin inconvenientes para los 174 pasajeros, y el único accidente atribuido ocurrió en 1967 cuando el tanque de combustible explotó, causando un grave accidente.
Sin embargo, desde 1930, los aviones cuentan con sistemas de seguridad cada vez más avanzados para evitar que uno de estos golpes afecte al sistema de navegación de la nave, aunque no implica que tenga algunas consecuencias.
Por ello existen varias preguntas: ¿Qúe atrae al rayo? ¿Por qué impacta al avión? ¿Qué tan protegidos están los pasajeros?
Con descargas eléctricas de hasta mil millones de voltios y 1,5 kilómetros de longitud, los rayos pueden producirse entre una nube y una nube, o entre una nube y tierra. Buscan el camino más sencillo para realizar su trayecto, sin importar si en su paso se encuentran con edificios, casas o árboles, aunque tienen preferencia por los ángulos, como las antenas o los extremos de las alas de los aviones…