INDUSTRIA AERONÁUTICA

"Súper perros" vigilan la seguridad de aviones en Chile (Galería)

El Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, localizado a 14 kilómetros de Santiago, en Chile, moviliza a más de 20 mil pasajeros diarios, gestionando 140 mil operaciones aéreas anuales.

La seguridad de esos vuelos es fiscalizada por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), entidad que además presta servicios de navegación aérea, aeroportuarios y meteorológicos.

Dentro de esos servicios hay uno muy especial: la Brigada Canina, una rama de la especialidad de Seguridad Aeroportuaria (AVSEC) que cuenta con un total de 16 canes, ocho de los cuales están en servicio y trabajando durante las 24 horas del día y de la noche.

Su misión es detectar la presencia de explosivos antes de que ingresen, como equipaje, carga u otro, a las cabinas de los aviones comerciales de pasajeros y carga.

Trabajo incansable

Su trabajo es tan importante como cada uno de los servicios que presta la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) en ese Aeropuerto.

Son perros especialmente entrenados para dar aviso a sus guías de la presencia de hasta los más mínimos rastros de sustancias químicas, pólvora y cualquier tipo de explosivos que se intente hacer llegar hasta el interior de una aeronave.

Trabajan marcando presencia en los terminales de embarque nacional e internacional y también bajo el edificio terminal en donde se encuentran las correas que transportan el equipaje de los miles de pasajeros que viajan, día y noche, a cualquier punto del país y del extranjero.

Su labor es incansable. Cada día recorren varios kilómetros a lo largo de las correas transportadoras, utilizando una de sus habilidades más desarrolladas: su olfato.

Se acercan a las maletas, mochilas y bolsos, moviendo sus lustrosas colas y oliendo hasta con cierta gracia las centenares de maletas que avanzan, una tras otra, hasta el lugar en donde son recogidas manualmente y llevadas hasta las bodegas del avión.

Y lo hacen con entusiasmo, pues saben que cada cierto tiempo de trabajo reciben una merecida recompensa.

Día y noche

Trabajan en turnos de 12 horas junto a su guía no importando cuán temprano sea o qué hora de la madrugada marca el reloj.

Conocen al dedillo cada rincón del Aeropuerto Arturo Merino Benítez y los kilómetros de cintas transportadoras de equipaje.

Hacen su tarea sin, aparentemente, importarles el frío del invierno o las altas temperaturas del verano que se registran durante cada estación en ese terminal internacional.

Se ven felices y transmiten sus sentimientos a los guías y, también, a los pasajeros que se acercan de vez en cuando a ellos para intentar acariciarlos.

"Cercanos a la gente"

Los perros son de raza Labrador, pues la experiencia ha demostrado que son los que mejor se adaptan a este tipo de trabajo y, también los que reúnen mayores condiciones de docilidad y empatía.

Juan Ríos, uno de los Instructores AVSEC, confirma esas características: "
Nos vamos por la línea genética, porque se sabe qué carácter tiene, qué tipo de temperamento y si son dóciles o agresivos. Necesitamos que los perros, en este caso, sean cercanos a la gente y que tengan buen olfato. Nuestros canes cuentan, todos, con las mismas característica", apunta.

Por su parte, Yessenia Yáñez, con diez años de experiencia y primera instructora de perros detectores de explosivos de la Dirección de Aeronáutica Civil afirma que su trabajo es uno de los mejores del mundo.

"Aquí soy feliz. Me encanta mi trabajo. Nuestros perros son como niños. Todos tienen un carácter diferente, se comportan distinto y hay que entenderlo", comenta mientras entrena a su perrita "Olie".

Curso inicial

Mauricio Matus es instructor graduado del primer curso de la Brigada, el año 2005, que impartió Carabineros de Chile.

Indica que por primera vez, la Brigada Canina de la Dirección General de Aeronáutica Civil, se encuentra impartiendo su primer curso a cuatro especialistas AVSEC, seleccionados tras varias pruebas físicas, de competencia y sicológica.

"Llevamos dos meses. Partimos el 18 de noviembre y se graduarán en el mes de marzo próximo. Las clases, teóricas y prácticas, se inician las 8 de la mañana y se prologan hasta las cinco de la tarde, de lunes a viernes, y un fin de semana por medio de 8 a 12 hora", apunta.

La instrucción se imparte a los canes y a sus guías. La dupla de trabajo se forma al mismo tiempo. A los perros se les enseña y entrena a inducir olores con ciertos explosivos. Y cada vez que obedecen, se les premia con un trozo de comida.

Especialización

A los alumnos se les enseña a socializar con sus canes; a conocer y asear sus caniles; los hábitos, horarios de comida, de descanso, de higiene y limpieza diaria de cada animal.

El entrenamiento diario contempla acostumbrar a cada ejemplar a los ruidos del aeropuerto, reconocer los distintos tipos de suelo y piso y todos los estímulos que un can puede percibir en una terminal aérea.

En su aprendizaje, el perro aprende a dominar la detección de explosivos en alrededor de dos meses para después seguir con una etapa de especialización y aumento en el tipo de dificultades.

En cuatro meses, la dupla detectora de explosivos está lista para asumir otra de las grandes responsabilidades que se les ha confiado: velar porque cada pasajero y tripulación que se sube a una aeronave comercial en Chile viaje en forma segura y confiada a su destino de trabajo o de vacaciones.

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