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Cielos limpios, aeronaves ecológicas

Uno de los objetivos prioritarios de la industria aeronáutica internacional en la actualidad consiste en incrementar la eficiencia y reducir el consumo de carburantes y, con ello, reducir sustancialmente la factura por ese concepto, así como los efectos sobre el calentamiento global. Una estrategia pasa por aligerar el peso de las aeronaves. Y un método cada vez más común para lograrlo es utilizar materiales compuestos, en especial plásticos reforzados con fibra de carbono, en lugar de los metales que han sido la norma a lo largo de la historia de la aviación.

Estos compuestos están integrados por plásticos impregnados con filamentos de fibra de carbono que forman finas láminas. Para crear estructuras como las utilizadas en las piezas de los aviones, estas láminas se depositan en capas en un molde, con la trama alineada en determinadas direcciones para asegurar una fortaleza óptima. Una vez conformado el compuesto se analiza, habitualmente por ultrasonidos, para garantizar que cada pieza esté libre de imperfecciones internas. El material resultante es ligero, fuerte, durable y resistente a variaciones de temperatura.

España comenzó a adquirir experiencia técnica en compuestos de fibra de carbono cuando las empresas españolas fabricaron piezas para la lanzadera espacial europea hace ya décadas. Aunque la industria aeronáutica ha confiado durante mucho tiempo en metales resistentes que han sido probados y utilizados durante décadas, las empresas han apostado por invertir en continuar investigando la fibra de carbono, una apuesta que está compensando al haber ido ampliándose el uso de estos materiales en la aviación. El avión militar Airbus 400 será el primer modelo de la casa que se construirá con alas de fibra de carbono. Aproximadamente una tercera parte de las estructuras del nuevo Airbus 380 serán de fibra de carbono, y se prevé que el A350, aún en fase de diseño, contendrá un porcentaje aun mayor de piezas de ese material. Boeing está incrementando el porcentaje de fibra de carbono de su 787 hasta suponer el 50%. Las compañías españolas se hallan en excelentes condiciones para rentabilizar este crecimiento.

Gran parte de la investigación sobre la fibra de carbono en España se realiza en las extensas instalaciones de Airbus y EADS-CASA situadas en Madrid, Toledo y Sevilla, algunas de las cuales se cuentan entre las mayores de Europa. La investigación en el Centro de Materiales Compuestos Avanzados de Airbus en Toledo se ha centrado en cómo diseñar y fabricar paneles de gran curvatura a partir de fibra de carbono. Gracias a dicha investigación, este material se ha empleado por primera vez en amplias secciones del fuselaje de aeronaves comerciales de gran capacidad.

Otro de los protagonistas del mercado español es Aernnova, antes Gamesa Aeronáutica. Esta empresa comenzó sus actividades en 1993 fabricando piezas para la compañía aeronáutica Embraer y poco después para el constructor de helicópteros Sikorsky. Al desarrollar, diseñar y construir partes importantes de aviones a partir de fibra de carbono y titanio, Aernnova creó nuevos métodos y técnicas para asegurar la fortaleza y seguridad del producto.

En la actualidad la compañía aporta su experiencia al gigante del aviación estadounidense Boeing, con cientos de ingenieros trabajando tanto en…

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