Se nota en las colas, las esperas en el pasillo, la sobrecarga de maletas de mano y en las caras de agobio. Y resulta imposible no pensar en ello al ver al señor mayor en el asiento del pasillo levantándose dos veces para que pasen los abultados desconocidos que se van a sentar a su lado: ¿es posible que estemos embarcando y desembarcando de forma correcta? Diversos estudios, tanto independientes como de las propias aerolíneas, dicen que no.
El proceso suele ser el siempre el mismo: al llegar a clase turista primero acceden las personas cuyos asientos están situados en la cola de los aviones y después las que se sientan en las filas delanteras. Lo cual, sostienen muchos, no tiene sentido. Más aún, tal y como se indica en una investigación de Boeing, recogida por Business Week en abril pasado, embarcar en 1998 era la mitad de lento que en 1970. En el estudio, ya antiguo, se indicaba que la tendencia hacia la ralentización y las esperas a la hora de tomar un avión iba a convertirse en habitual. A menos, claro, que se desarrollasen nuevas herramientas y protocolos para evitarlo.
Entre las alternativas que las compañías internacionales han comenzado a testar destacan el embarque siguiendo un orden aleatorio, como comenzó a utilizar US Airlines en 2008, y en el que los pasajeros no tienen asignado un asiento concreto (a excepción de las clases preferentes). Otro de los protocolos es el llamado WILMA (Window, ventana; Middle, centro; Aisle, pasillo), que consiste en hacer acceder primero a los pasajeros con asiento en ventanilla, posteriormente a los de los asientos centrales y al final a quienes se sientan en la zona del pasillo (de hecho, es el método actual de la esa compañía aérea estadounidense y uno de los procedimientos que está ganando más apoyos). El tercer método de embarque alternativo que está popularizándose es el que permite acceder al avión por estricto orden de check-in, un protocolo conocido como Southwest: rápido pero que algunos expertos en la materia consideran muy estresante para el pasajero…
Foto: Johannes Simon (Getty Images)