A medida que las aerolíneas han ido mejorando sustancialmente las clases primera y business, con espacios cada vez más amplios y confortables, los pasajeros que viajan en clase económica o turista sufren demasiadas estrecheces e incomodidades en numerosas aerolíneas, lo que genera un mal ambiente a bordo y discusiones muy subidas de tono algunas veces. ¿Cuál será el futuro de la clase económica?
Hace un par de décadas, el espacio que tenía un pasajero que volaba con una aerolínea estadounidense era de 86 centÃmetros de media. En la actualidad, algunas compañías low cost lo han llegado a recortar hasta 71 centÃmetros.
Y en apenas en el espacio de una semana, a finales de agosto, tres vuelos en Estados Unidos tuvieron que realizar aterrizajes de emergencia debido a peleas a bordo a cuenta del asiento reclinable.
Una de estas discusiones estuvo motivada por el uso del polémico dispositivo knee defender, que algunos pasajeros utilizan para impedir que la persona de delante pueda reclinar su asiento para atrás.
De hecho, y para evitar más conflictos a bordo de este tipo, varias aerolíneas van a introducir nuevas butacas que no podrán reclinarse hacia atrás.
Pero aún se podría ir más allá. El fabricante de aviones Airbus ha patentado un modelo de asiento plegable que dispone de un pequeño respaldo y reposabrazos pero nada más.
¿Pero no sería posible avanzar en la otra dirección, hacia un diseño más inteligente de la clase económica, que aportara más confort a los pasajeros?
Varios estudios están trabajando en esta línea. Por ejemplo, AirGo Design ha presentado diversos modelos basados en butacas más delgadas que dejan más espacio para las piernas, o bien diseños que cambian la configuración habitual que impera desde los años 1960.
Otro ejemplo de mejora notable en la clase económica, citado por el blog especializado The Design Air, será impulsado por British Airways en 18 de sus aviones de la flota de B-747.
En cualquier caso, la introducción de estos nuevos diseños de clase económica a lo largo y ancho de la flota área no va a depender tanto de la capacidad creativa de los estudios de diseño, sino de la voluntad de las aerolíneas.
Y en un entorno de volátiles precios del combustible y alza de impuestos al transporte, las aerolíneas están cada vez más obsesionadas por maximizar ingresos y reducir costes.
De hecho, el fabricante Boeing anunció que va a construir una nueva variante del avión 737 Max 8 de fuselaje estrecho con hasta 200 asientos. Eso es once asientos más que el modelo actualmente en desarrollo.
Airbus también está aprovechando la cabina de clase económica en su jet A320neo y ha añadido nueve asientos adicionales para llegar a 189.
En suma, todo se reduce a una cuestión de beneficios, lo esencial para que una aerolínea pueda seguir volando en estos tiempos tan difíciles. ¿Pero hasta dónde llegará la capacidad de resignación y aguante de los pasajeros de clase económica?