Sábado 20 de julio, vuelo LAN Buenos Aires-Salta, anuncios de rutina, pasajeros con cara de nada. De pronto se escucha por el altoparlante una voz que interrumpe el discurso de la azafata con un disculpame, ¿me prestarías el teléfono dos minutitos? A lo que la atónita mujer responde algo así como Esto no es un teléfono…, es de uso exclusivo de la tripulación.
Lo que pasa -insiste el hombre- es que es para dar un mensaje por el Día del Amigo, ¡cinco minutitos, nada más!
A todo esto, los pasajeros abren grandes los ojos, esbozan una sonrisa, ¡prestan atención! Porque lo que sigue en los próximos diez minutos es un monólogo desopilante sobre la amistad a propósito del Día del Amigo, ese invento argentino pero no porteño, porque de ser así sería el mejor Día del Amigo . El chiste corre por cuenta del cómico (además de productor y guionista) Pablo Fábregas, invitado especialmente por LAN, que desde hace dos años suele sorprender a sus pasajeros con este tipo de intervenciones para fechas especiales.
Así, mientras el avión cobra altura, el showman hablará sobre los tipos de amistad a lo largo de los años, sobre las categorías de amigos ( el cola de paja , el gil de la barra , el por qué no me llamaste antes …) o sobre la historia negra detrás del alunizaje : Los astronautas que fueron a la Luna fueron tres. ¿Cuántos la pisaron? Sólo dos. No hubo ni uno, ni Armstrong ni su amigo, que le dijera al otro: Che, te hago la gamba y te cuido la nave, vos bajá, conocé, sacate una foto… ¡No! Lo dejaron de garpe.
Ahora sí que los pasajeros rÃen a carcajada limpia, asienten o estiran el cuello para ver si pueden ver algo (un mechón de pelo, una mano, algo) de su hilarante anfitrión.
Pero él está recluido en una punta, aventurándose en un experiencia totalmente nueva en tantos años de profesión: hacer un stand up sin ver las caras del público.
«Es muy angustiante no saber lo que pasa, porque uno trabaja con la cara de la gente -explica Fábregas-. Acá la pegué, acá tengo que acelerar, acá freno… Eso no pasa, no tenés herramientas para reaccionar.»
Además hay otro punto crÃtico: en esta ocasión nadie fue a verlo a su show ( #Canchero , en Paseo La Plaza), e incluso unos cuantos seguramente ni siquiera lo conocían. «Cuando no te eligen, o te los comprás o te odian».
A juzgar por las expresiones de la gente (el video de la intervención puede verse en YouTube) parecería que la mayoría compró. Claro que el standapero ensayó una y mil veces su discurso frente a compañeros comediantes, que más que asesores son asesinos .
Y ahora que logró romper esa tensión propia de la primera vez en el avión, no duda en que volvería a repetir la experiencia. «Pero cambiaría un montón de cosas: bajaría el ritmo, marcaría más algunas líneas, no diría tan rápido los chistes.»
Y sí, hablar por altoparlante en un avión es un arte. Que lo diga si no el locutor Lalo Mir, que descubrió a Fernando Peña cuando éste era comisario de a bordo de American Airlines y daba órdenes disparatadas, haciéndose pasar por la azafata cubana Milagritos López. Pero esa es otra historia.