En los 63 años desde que se construyó el aeropuerto internacional de la ciudad de México (AICM), el país y el mundo han vivido profundas transformaciones. La capital se reinventó con la construcción del sistema del metro, el periférico, el viaducto y la red de drenaje profundo, y se enriqueció con obras de gran envergadura como la construcción de la UNAM. La ciudad donde el rol del semáforo lo cumplía en gran medida el oficial de tránsito, donde en 1952 vivían 3 millones de personas, se ha convertido en una megalópolis de 20 millones de habitantes que funciona como el corazón palpitante del país. En este periodo, el selecto grupo de elegantes viajeros de los años 50 se sustituyó por una amplísima gama de pasajeros que van desde el hombre de negocios camino a su reunión de consejo en Kuala Lumpur, hasta el mochilero de barba y pelo largo que viaja por toda Asia sin soltar sus botas y su guía Lonely Planet.
La industria aeronáutica se ha convertido en un impulsor del comercio y del turismo que representa 3.4% del PIB mundial y genera 58 millones de empleos.[1] Para un país como México, número 44 en competitividad de viajes y turismo,[2] el potencial que representa la industria aeronáutica es enorme y debe forzosamente aprovecharse. Sin embargo, el país no ha respondido con suficiente rapidez al nuevo contexto global pues seguimos operando con el mismo aeropuerto internacional que fue inaugurado en 1952. A pesar del inicio de operaciones de la Terminal 2 en 2007, la capacidad del AICM es limitada en términos de conectividad y calidad del servicio, y de hecho está a punto de alcanzar la saturación.
1) Conectividad limitada
En una época donde las grandes ciudades están conectadas con prácticamente todo el planeta, el AICM cuenta con sólo seis vuelos directos a otro continente, todos a Europa.[3] No nos comparemos con aeropuertos como el JFK de Nueva York o Heathrow de Londres, ya serían ganas de deprimirnos, pero sí con aeropuertos como el de Río de Janeiro, que tiene 10 vuelos directos a tres continentes, o el de Sao Paulo, con 18 vuelos también a tres continentes. En un mundo cada vez más globalizado, en la práctica esto aísla a México del resto del planeta
2) Baja calidad del servicio
Los servicios que sí logra proveer son de calidad deficiente, como lo demuestra un ranking internacional de calidad del servicio. Mientras aeropuertos comparables cuentan con una calificación de 3.3 y los mejores aeropuertos de 4.6 (en una escala del 1 al 5, donde 5 es excelente), nuestro aeropuerto obtuvo una calificación de tan sólo 2.6…