¿Cuantas veces al abordar un avión notas que una o dos personas parecen incomodas con la situación de encontrarse en un avión a punto de despegar?
Es cierto que la incomodidad de algunos pasajeros se debe a lo cansado que resulta hacer un viaje en avión, filas en los aeropuertos, inspecciones de seguridad etc, pero en otros casos se trata del miedo a volar.
La situación de torna más evidente cuando se aproxima el momento de despegar, se aprietan los puños, se comienza a sudar, se mueven en el asiento, estos son algunos síntomas de la aerofobia.
No solo los pasajeros sufren de esta condición, se calcula que hasta el 35% del personal de aerolíneas, pilotos, sobrecargos etc tienen algún grado de miedo a volar.
La situación es más común de lo que se cree, pero existen formas de minimizar sus incomodos efectos y permitir que se tanga un vuelo más placentero.
El miedo a volar tiene diferentes componentes, algunos tienen que ver con el miedo a estar encerrado en un espacio pequeño, otros con las alturas, con sonidos extraños, aglomeraciones, falta de control y hasta terrorismo…
