El aeropuerto internacional de Toluca, el "Adolfo López Mateo", tiene una ventaja y una desventaja. La ventaja es que está cerca del Distrito Federal. La desventaja es que está cerca del Distrito Federal.
Y es que desde su construcción, la suerte de Toluca ha estado ligada a lo que ocurre en el principal aeropuerto del país, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que, paradojas de la vida, fue renombrado Benito Juárez en el 2006 por un decreto de Vicente Fox, el cual, para bien o para mal, ha sellado la suerte de la aviación mexicana.
Así, si el AICM se satura, Toluca crece; si el AICM pierde aerolíneas por problemas económicos, la terminal del Estado de México ha tenido que sufrir las consecuencias de esos ciclos y quedarse sin operaciones. Lo que es innegable es que Toluca es una terminal aérea que se ha curtido en el infortunio y ha tenido que aprender a competir en un país donde no existe la competencia aeroportuaria.
En los años recientes esta terminal aérea ha conocido de todo. Antes de 2006 perteneció en exclusiva a Aeropuertos y Servicios Auxiliares y en ella se alojaban sobre todo las operaciones de la aviación ejecutiva.
Ante la saturación del AICM, cuya solución de ampliación o complementariedad no se llegaba a concretar, se vio la necesidad de redistribuir los vuelos, en particular los de aviación general que fueron reasignados a Toluca. Y debido a las particularidades de esta terminal "”la altitud, la temperatura y la orografía circundante"” fue indispensable hacerle algunas adecuaciones, entre ellas dotarla de todos los elementos para ser Categoría II/III-A, es decir, permitir operaciones hasta con cero visibilidad a través de instrumentos.
Toda esta "puesta en marcha" significó inversiones de 250 millones de dólares, razón por la cual el aeropuerto fue entregado a la Administradora Mexiquense del Aeropuerto Internacional de Toluca (AMAIT), una empresa con participación de inversionistas privados (OHL); el gobierno del Estado y la propia ASA, que desde entonces se ha hecho cargo de su gestión.
Si en 2005 se movilizaron 110,000 pasajeros, para 2006 el número creció a 2.2 millones; en 2007 a 3.3 millones y en 2008 alcanzó el récord de 4.5 millones. A partir del 2009 el tráfico comenzó a decrecer y para el 2011 apenas alcanzaba el millón de pasajeros. Y es que, a despecho del apoyo que Toluca dio a las aerolíneas de bajo costo Interjet y Volaris en el momento de su aparición, en cuanto Mexicana dejó huecos en el AICM, estas empresas se trasladaron allá.
Es hasta ahora que empiezan a verse las mejores perspectivas, tomando en cuenta que el AICM no sólo ya no puede crecer, sino que ha sido declarado saturado, lo cual obliga a los vuelos excedentes a trasladarse a Toluca otra vez. Además, en un afán de probar fortuna, otras empresas como Aeroméxico Connect, iniciaron vuelos desde este punto a varios destinos. La cercanía de Toluca con el DF, cuyas vialidades han mejorado en los años recientes, le permiten constituirse en una opción para quienes viven en el lado poniente de la ciudad que son, dicho sea de paso, los habitantes de mayor poder adquisitivo.
Lo que resulta muy interesante es que en Toluca hay actualmente capacidad hasta para 8 millones de pasajeros, es decir, una posibilidad de crecimiento importante tomando en cuenta que en el 2013 se esperan 1.5 millones de pasajeros. Aún más, las inversiones ya estimadas podrían hacer crecer el aeropuerto con una pista adicional, hasta albergar 24 millones de pasajeros.
Las 6 aerolíneas nacionales que operan ahà con 11 rutas, más Spirit, empresa de bajo costo estadunidense, pronto podrán verse acompañadas por nuevas empresas extranjeras que ayuden a incrementar sus rutas internacionales. Una apuesta que no es fácil y que tendrá su prueba de fuego una vez que se construya el nuevo aeropuerto del Valle de México. Para entonces, sin embargo, es probable que Toluca haya encontrado ya el secreto de la fidelidad, vía los pasajeros a quienes trata de conquistar con incentivos y otras creativas formas de retenerlos.
Lo oà en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
Rosario Avilés
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