Los trabajadores de la ya extinta Alas Uruguay que ingresen a la brasileña Azul destinarán parte de sus sueldos a pagar los pasivos generados por la aerolínea nacida tras el cierre de Pluna.
Esta deuda la pagarían mediante un porcentaje de sus sueldos -que todavía no se precisó- una vez empiecen a trabajar en la compañía aérea norteña, que busca hacer del Aeropuerto de Carrasco un hub (centro de conexión). Este dinero se volcaría a un fondo que cubriría todas las deudas que la empresa contrajo con el Estado y «liberaría» las garantías que en su momento le habían presentado al Fondo para el Desarrollo (Fondes), el organismo estatal que le otorgó una línea de crédito por US$ 15 millones. El Fondes es el principal acreedor de Alas Uruguay.
Esto fue decidido en la noche del jueves por la mayoría de los trabajadores de la aerolínea nacional en una asamblea que se había convocado ante la crÃtica situación de la empresa, que dejó de volar a fines de octubre. Alrededor de 70 trabajadores en un total de 100 levantaron la mano para darle luz verde a esta opción, indicó un participante del encuentro a El Observador.
El vicepresidente de la aerolínea, Nicolás de los Santos, fue quien presentó la propuesta a la asamblea. La fórmula había sido alcanzada un día antes junto a dos ministros del gobierno, indicó.
Según el informante, de esta manera se pasa «la responsabilidad de una mala gestión a los trabajadores». Agregó que dado que no se indicó cuánto se quitaría del sueldo para pagar la deuda, se está firmando «un cheque en blanco».
Ahora, esto se elevará a Azul para ver si la empresa brasileña le da el visto bueno. Días pasados la ministra de Turismo, Liliam Kechichian, había indicado que la compañía podría emplear en una primera etapa entre 60 y 70 personas. Alas Uruguay tenía una plantilla de alrededor de 150 trabajadores.
Los empleados de Alas Uruguay llegaron a la asamblea con un «sentimiento de entrega», porque veían que el cierre era la única opción en el horizonte, dijo la fuente. La propuesta fue inesperada y algunos de los presentes manifestaron su disconformidad. «Esto es un chantaje», se escuchó decir a uno de ellos…