British Airways (BA) celebra hoy el cuarenta aniversario de su nacimiento, la fusión de dos aerolíneas públicas con pérdidas que dio lugar a una compañía que lideró la aviación comercial en el mundo gracias al Concorde y dio beneficios al Gobierno británico hasta su privatización en 1987.
Si bien la historia de la aerolínea puede rastrearse hasta hace casi un siglo a través de las compañías públicas de aviación que han operado en el Reino Unido, BA adoptó su forma e imagen actuales a partir de abril de 1974, cuando se consumó la unión de las antiguas British Overseas Airways Corporation (BOAC) y British European Airways (BEA).
Ambas tenían fama de ser empresas con escasa capacidad para generar beneficios y tampoco se habían ganado el aprecio de sus pasajeros, hasta el punto de que la primera de ellas era conocida como «Better On A Camel» (Mejor en camello), una ocurrencia a partir de sus siglas en inglés.
La percepción pública de British Airways cambió de forma radical a partir del 21 de enero de 1976, cuando el Concorde levantó por primera vez el vuelo desde Heathrow en su primer vuelo comercial, el BA300, con destino Baréin.
El avión supersónico que operaban tanto BA como Air France unía Europa con Estados Unidos en la mitad de tiempo que las aeronaves convencionales y se convirtió en un icono del progreso tecnológico en las últimas décadas del siglo XX.
Esa reputación quedó seriamente empañada al estrellarse un Concorde a las afueras de París en julio de 2000, un accidente en el que murieron 113 personas y que propició que tanto la aerolínea británica como la francesa retiraran sus flotas de aviones supersónicos en 2003.
El fin del Concorde supuso un cambio de era para British Airways, que en sus primeros años había logrado entrar en beneficios gracias a la mejora de su imagen promovida por el avión supersónico así como por una dirección más agresiva.
En 1981, la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher puso al mando de la compañía a John King con la misión de preparar una privatización que se acabaría consumando seis años después.
A las órdenes de King, British Airways vivió una severa reducción de plantilla en la que se recortaron cerca de 23.000 puestos de trabajo y se consolidó como una empresa que arrojaba beneficios anualmente.
King fue además el protagonista de una mediática batalla en los tribunales a principios de los años 90 con el magnate británico Richard Branson, que comenzaba a hacer la competencia a BA con Virgin Atlantic Airways.
Branson demandó al presidente de British por difamación y acabó cobrando una cuantiosa indemnización por parte de BA en 1993, poco antes de que King decidiera retirarse, a los 76 años.
Desde que el irlandés Willie Walsh tomó la dirección en 2005, la aerolínea ha continuado enfrentándose a diversos conflictos.
Desde 2009, British Airways vivió cerca de dos años de protestas y huelgas después de que la compañía anunciara el recorte de 1.700 puestos de trabajo en cabina y la congelación de los salarios.
El último movimiento estratégico de la aerolínea se produjo en 2011, cuando consumó su fusión con la española Iberia para…