Los ex trabajadores de Pluna presentaron una nueva propuesta con el objetivo de reducir costos y poder retomar operaciones lo antes posible. La idea es devolver los siete Bombardier a su fábrica, y adquirir cuatro aviones de la misma firma, pero más económicos. La opción sería ir por Q400 que tienen un valor de US$ 28 millones cada uno, con características mas económicas en su mantenimiento. Estas aeronaves turbohélice tienen una autonomía total de vuelo de 2.520 kilómetros, transportan 70 pasajeros y alcanzan una altitud máxima de 8.230 metros; su mantenimiento (y su número, reduciendo casi a la mitad la flota con la que contaría la futura empresa de navegación aérea), harían posible que los ex funcionarios de Pluna pudieran efectivizar el proyecto. El inconveniente es que los nuevos equipos deben pasar por la inspección de la DGIA, cuyos certificados y aceptaciones tardarían más de 180 días. También, preparar pilotos en el exterior para que conduzcan estos nuevos aviones, tiene un costo de US$ 85.000 dólares, y por lo menos un mes de práctica. Este cambio permitiría además evitar que en aeropuertos de Brasil, donde ya existen notificaciones para secuestrar cualquier avión de la ex Pluna que pueda aterrizar, se lleven a cabo esas acciones.