Una de las razones por las cuales la industria aeronáutica, el sector transporte aéreo y la red aeroportuaria de un país se convierten en herramienta de competitividad, es que nos ponen en otro nivel en el concierto de las naciones. Las tres aristas del mismo tema, si llegan a desarrollarse y ser soporte de otras industrias, se convierten en la mejor plataforma de crecimiento.
Para tener estos tres aspectos bien fortalecidos es muy importante que logremos lo que en otros tiempos se llamaba transferencia de tecnología. El sector transporte aéreo necesita flotas modernas "“que ya las tiene- y toda la estructura operativa que le da soporte a esta flota, lo que incluye procesos y sistemas (el SMS, la gestión de riesgos por fatiga, las auditorías IOSA, etc.). Este es un andamiaje que tenemos que institucionalizar y que corre al parejo con la estructura regulatoria que se espera consolidar con las Agencias de Transporte Aéreo y de Investigación de Accidentes.
El segundo aspecto tiene que ver con la infraestructura que apoya el crecimiento. Si bien es importante tener aerolíneas y flotas modernas, no es menos importante que nuestros aeropuertos respondan a este esfuerzo con la mejor tecnología y procesos de gestión.
El Nuevo Aeropuerto va a contribuir a despejar el cuello de botella del actual y la tecnología que se le incorpore será crucial para que no sólo existan las pistas y los edificios, sino la tecnología adecuada que permita potenciar aún más la capacidad de albergar operaciones. Las triples simultáneas serán algo más que una curiosidad operacional, al integrarse en sistemas de gestión automatizadas que las hagan mucho más eficientes.
La tercera parte es también de gran importancia, e incluso mayor si se puede decir. Prácticamente todos los países tienen aeropuertos y reciben aerolíneas, tendrán si no una línea de bandera, sí operaciones que los conecten al mundo. Pero la industria aeronáutica es un sector clave para insertarnos en la globalización de una forma privilegiada.
No es sólo la capacidad de generar empleo, de atraer inversiones, de exportar. Es, más allá de esto, la posibilidad de crear cadenas productivas de alta tecnología, que desarrollen valor agregado y nos permitan formar personal altamente capactitado: es aviación, pero es también industria aeroespacial con todo lo que conlleva en un mercado que vale más de 300 mil millones de dólares, y de los cuales, así sea en un pequeño porcentaje, México podría beneficiarse mucho.
Para todo ello necesitamos de empresas que apuesten por este país. Pocas de ellas puede decirse que estén en los tres sectores mencionados y una de ellas es Honeywell International que está en México desde hace 69 años (Honeywell México) con aproximadamente 17,500 empleados en 15 plantas de manufactura, cuatro laboratorios de ingeniería y 5 oficinas corporativas.
Basada en cuatro estados de la República, esta empresa de origen estadounidense inventa, diseña y fabrica tecnologías asociadas a la aviación y la aeronáutica, así como otras industrias, y es líder en Avionics, en Administración del Tránsito Aéreo y catalizadores para el uso de biocombustibles, entre otras importantes herramientas que requieren los sectores que ya mencionamos para ser muy competitivos en todos estos rubros.
Sólo para darnos cuenta de la importancia de esta firma, a nivel mundial tiene registradas 37 mil patentes. Mucha de esta tecnología está siendo utilizada en sus plantas de Baja California (en Mexicali, donde hay dos plantas), Chihuahua, Nuevo León, San Luis Potosí y la Ciudad de México.
Ojalá que estos tres sectores sigan creciendo para aprovechar todas las oportunidades que nos pueden dar un nuevo lugar en el mundo.