El empresario exprime la marca Virgin mientras apuesta por la carrera espacial y muchas ‘start up’.
Richard Branson, fundador del grupo Virgin, es la octava fortuna de Reino Unido y uno de los emprendedores más famosos del mundo. Su riqueza asciende a 5.000 millones de dólares, según el ránking de Forbes publicado el pasado mes de abril. Carismático y polémico a partes iguales, ha cruzado el canal de la Mancha haciendo kitesurf, ha volado en globo vestido de novia y corrido un maratón disfrazado de mariposa. Para Branson, todo vale si el fin es dar a conocer un nuevo proyecto o potenciar la marca Virgin.
Su último reto es desarrollar los viajes comerciales al espacio a través de Virgin Galactic, un proyecto arriesgado en el que está invirtiendo parte de su fortuna junto a otros multimillonarios, como Larry Page, fundador de Google. La compañía ha conseguido ya 600 millones de libras en fondos, de los que la mitad han sido aportados por el Estado de Abu Dhabi.
El imperio Virgin se extiende a través de más de 80 compañías que abarcan sectores como la banca, las telecomunicaciones, la música, la salud o los gimnasios. El grupo emplea a 60.000 personas en 50 países. Pero la fórmula de gestionar este grupo es muy particular. La mayoría de las empresas no son propiedad de Branson, que solo participa como pequeño accionista en muchas de ellas. Su vinculación llega porque el empresario deja que estos negocios utilicen la marca Virgin, una estrategia que ha creado un conglomerado con 15.000 millones de libras de ingresos al año.
El grupo está muy diversificado, pero el riesgo que corre Branson es pequeño comparado con lo que supondría tener el control de todos esos negocios. Virgin Group Holdings (VGH) tiene un 27% de las 12 mayores empresas que operan con la marca Virgin. El caso más extremo es el de operadoras como Virgin Media, propiedad de Liberty; Virgin Mobile Australia, propiedad de Optus; y Virgin Mobile Canada, propiedad de Bell. En todas ellas Branson solo recibe un royalty por el uso de la marca, pero no tiene ni una acción.
En otros negocios, su vinculación es mayor. Es el caso de la aerolínea Virgin Atlantic, donde tiene un 51% del accionariado, y Virgin Money, donde controla un 35%. Branson recibió 7 millones de libras el año pasado por dividendos de esta firma y otros 5,2 millones de libras en concepto de royalties por el uso que el banco hace de la marca Virgin (el 1% de los ingresos de la entidad).
Emprendedor
Branson es uno de esos emprendedores que ya no existen. Dejó la escuela a los 15 años, en parte debido a su dislexia, y a los 17 ya había montado su primer negocio: una revista estudiantil. En 1970, abrió una modesta tienda de discos que con el tiempo acabó siendo el germen de Virgin Records, su primer gran negocio. Su golpe de suerte fue grabar Tubular Bells, de Mike Oldfield, un éxito mundial. Después llegaron los Sex Pistols y The Rolling Stones, que convirtieron el negocio en el mayor sello independiente de la industria musical. Branson acabó vendiendo la compañía por 1.000 millones de libras en 1992. Algo parecido sucedió con Virgin Active, la cadena de gimnasios, que fue vendida por Branson y CVC en 2015 a Brait, propiedad del millonario sudafricano Christo Wiese…