El presidente del Grupo Argos, Jorge Mario Velásquez, tiene una visión optimista de la economía para el próximo año y está convencido de que el principal reto es robustecer esta tendencia. Para ello, el grupo adelanta proyectos en construcción y energía.
¿Cuáles son los retos en 2019?
Soy optimista sobre el futuro del país. El mayor reto está en consolidar la dinámica positiva que estamos empezando a ver en la economía para volverlo una tendencia robusta y sostenible en el largo plazo. En infraestructura, hay un gran reto y una gran oportunidad al mismo tiempo. Estamos sobre diagnosticados en la necesidad de desatrasarnos en infraestructura, pero yo veo más el vaso medio lleno que medio vacío. Hemos dado un salto cuántico en institucionalidad, venimos avanzando en los cierres financieros de un par de proyectos y eso es muy buena señal, pero hay que consolidar esa construcción de modernidad.
Nosotros estamos dispuestos a ser un actor que ayude en la solución que se encuentre para ampliar El Dorado, un proyecto que puede valer entre US$2.000 millones y US$3.000 millones, y que Bogotá y el país necesita. Debemos acometer con agilidad, porque al ritmo de crecimiento del tráfico aéreo en Bogotá, entre 6% y 10%, la capacidad del Aeropuerto El Dorado, que hoy ronda los 40 millones de pasajeros (y ya estamos en 32 millones) puede coparse rápidamente. Potenciar El Dorado es un imperativo de la economía del país.
¿En cuánto estaría listo?
Entre tomar la decisión, diseñar y ejecutar, serían cinco años, que parece mucho tiempo, pero es muy poco.
Si hacemos de El Dorado un hub económico en la sabana de Bogotá, ¿eso implicaría una fusión con la Avenida El Dorado?
La experiencia en el mundo ha demostrado que es la solución más eficiente ampliar una plataforma ya existente como la que tenemos en El Dorado.
¿Cuándo la presentarían?
Creo que en el transcurso de 2019. Es una opción que permite llegar a más de 65 millones de pasajeros, duplicando la capacidad. Eso no quiere decir que no pensemos en hacer un segundo aeropuerto, sino que primero ampliamos éste, y aprovechamos lo que ya tenemos construido, la infraestructura, las conexiones aéreas y los 43 destinos internacionales. Una vez se amplíe, uno puede construir un segundo aeropuerto. Está muy bien reservar los sitios y pensar en dónde lo hacemos. Hay que recordar que el Aeropuerto el Dorado es un activo de los colombianos, no del concesionario. De hecho, 46% del ingreso bruto que recibe el aeropuerto va a la nación, el restante va a remunerar la construcción y la operación del aeropuerto.
¿Cómo afectaría la economía local una obra de cinco años?
El crecimiento del tráfico aéreo está proyectado para pasar de 330 millones de pasajeros en América Latina a 650 millones de pasajeros en ocho años. Se genera por dos factores: hay una movilización enorme de clase media que accede al transporte aéreo por las aerolíneas de bajo costo y más rutas aéreas. Eso se llama calidad de vida, equidad, mejor distribución de la riqueza de la nación. Pero el Aeropuerto El Dorado es el de mayor de carga en América Latina: opera 700.000 toneladas. En la Sabana de Bogotá está todo el clúster que se exporta por vía aérea. Ampliar El Dorado no es solamente un tema de tráfico y de acceso a las personas, es también convertir a Bogotá en un hub de conexiones entre el sur del continente y el norte.
¿Potenciaría la vocación económica de Bogotá?
Absolutamente. Hoy, que estamos hablando de economía naranja y de servicios, la conectividad y el manejo de mercancías de alto valor agregado de baja densidad económica se hace por vía aérea. No hablo de exportar carbón o cemento, eso se mueve por vía marítima. Hay gran potencial para transformar la economía por vía aérea.
Esa obra los debe tener muy enfocados en las inversiones ¿De qué se acompaña? ¿Qué otra obra realiza?
Estamos en concesiones. Nos gustaría otro aeropuerto y hemos hecho propuestas por el de Cartagena. Hemos presentado una iniciativa privada en Odinsa por un segundo aeropuerto que le sirva a esta ciudad, que además permita que la Costa Atlántica se convierta en un centro de conexión para el Caribe ampliado y Centroamérica. Muy parecido a lo que es Panamá. Este proyecto cuesta US$600 millones…