Hablar del transporte aéreo conlleva analizar una multitud de subsectores que quedan englobados bajo su paraguas. El sector agrupa múltiples negocios vinculados entre sí como el transporte de pasajeros (regular o chárter), de carga, las infraestructuras aeroportuarias, el negocio de mantenimiento de aeronaves, motores y otros componentes de aviónica; así como los negocios de handling y catering. En este artículo nos centraremos principalmente en el sector de mayor relevancia pública: el transporte de pasajeros.
El transporte de pasajeros es un negocio que consigue despertar una gran atracción en multitud de inversores aun cuando la rentabilidad del mismo esté constantemente en entredicho. Múltiples capitales privados han sido atraídos a este sector; habiendo realizado inversiones significativas, como por ejemplo, Richard Branson en Virgin Atlantic, Gonzalo Pascual en Spanair, la familia Lara en Vueling o la familia Serratosa en Air Nostrum, o la Xavier Gabriel (La Bruixa d"™Or) con el proyecto de aviación privada Numbair. En cualquier caso no deja de ser paradójico que el propio Richard Branson argumente, de forma caricaturesca, que "la forma mas rápida de convertirse en millonario consiste en ser multimillonario y luego fundar una compañía aérea".
La rentabilidad de las compañías aéreas es baja en comparación con la de otras industrias y, de media, no llega a obtener un retorno sobre los fondos invertidos superior al coste de capital de dicha inversión. Si tomamos como referencia el año 2007, en que los resultados de las principales aerolíneas fueron positivos (4.400 millones euros de beneficios en el sector de transporte aéreo mundial), observamos que estos no llegan a representar ni el 50% de los resultados obtenidos en ese mismo ejercicio por el Grupo BSCH, por ejemplo.
Parte de los problemas históricos de la industria se deben al uso intensivo de capital, a la tendencia al sobredimensionamiento en capacidad que hace que su ajuste en momentos de recesión sea limitado, y al carácter estratégico de las aerolíneas de bandera que ha hecho que los correspondientes gobiernos sufragasen históricamente las ineficiencias de sus aerolíneas, siendo, por ejemplo el caso de ALITALIA el más próximo en el tiempo.
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