TURISMO

Así es Portillo, donde esquían los que saben

Uno empieza a sospechar que algo distinto debe haber cuando, al hablar de Portillo, Chile, varios te dicen “tenés que vivir la experiencia completa”. Tal vez sea porque saben que, en general, a los esquiadores les preocupa más la cantidad y calidad de nieve que habrá en la zona que a dónde van a dormir o comer.

La primera lectura del lugar haría necesaria una recategorización de Portillo dentro del concepto de ski in/out. Porque no es un pueblo de montaña, con algunas casitas bien ubicadas y otras no tanto, sino un hotel de montaña inmerso en ella, con lo cual uno está en las pistas de manera absoluta. El Hotel Portillo es omnipresente desde la llegada misma. Nada más atravesar su entrada, con un imponente portón de madera, la sensación es la de estar en un verdadero refugio de montaña. La calidez que se percibe se acrecienta ante la certeza del frío y la inmensidad andina del exterior.

En blanco y negro
Hay un hecho clave que le dio a Portillo fama internacional y que reviven en blanco y negro las fotos que adornan las paredes del hotel: haber sido el primer centro de esquí de Sudamérica en albergar unos Campeonatos Mundiales de esquí alpino, en 1966.

El big data del pasado repercute fuerte en el presente y hoy uno se puede cruzar por acá con los mejores esquiadores del planeta… Como el austríaco Marcel Hirscher, siete veces campeón del mundo, o la estadounidense Lindsay Vonn, oro olímpico y cerca de batir el récord de 86 victorias en pruebas de copa del mundo del mítico Ingemar Stenmark. Aunque ahora vienen para entrenarse en la contra-temporada del hemisferio norte, la explicación para tanto huésped ilustre proveniente del olimpo del deporte blanco es tan simple como contundente: la variedad de sus pistas y la calidad de la nieve.

Pero no es la única. La otra, claro está, es el hotel. Portillo cuenta con piletas climatizadas, jacuzzi, sauna, gimnasio, salas de reuniones, de lectura y de juegos con ping-pong y metegol, palestra, microcine, cancha indoor de deportes; vale decir, todo lo que un atleta de alta competencia puede necesitar para optimizar al máximo su estadía. Y como si esto fuera poco, a Lindsay la miman tanto que le permiten traer a su propio perro, que de ninguna manera opaca a Petra, la icónica San Bernardo que es mascota, ama y señora del lugar.

Felizmente, los simples mortales no sólo hacemos uso de todas las instalaciones del hotel sino que además podemos gozar de la gastronomía de lujo que también es marca registrada de Portillo, con sus rigurosas cuatro comidas diarias incluidas. A eso se le suma el confort de las habitaciones, muchas de las cuales tienen una vista privilegiada de la Laguna del Inca, ese espejo de agua cargado de leyendas que le da al centro de esquí un sello inconfundible.

Pero Portillo se apoya en el pasado y presente para proyectarse también al futuro. Y pensando en las exigentes nuevas generaciones es que ofrece títulos bastante poco habituales en la industria de la nieve regional. Como la inauguración de una nueva pista, en su ya amplio dominio esquiable de 500 hectáreas. Se trata de Gaucho, de nivel intermedio, en la zona en donde antiguamente llegaba el tren al lugar. El nombre de la pista hace referencia, en realidad, al mero gaucho, un ave característica de esta inconmensurable zona cordillerana, de la que Portillo emerge con sus mejores galas…

Compartir noticia:
ANUNCIOS
SÍGUENOS
Biblioteca Virtual