TURISMO

Cuatro parques nacionales imperdibles para visitar en Brasil

Son fascinantes por su exuberancia y su valor para la biodiversidad global

Parque Nacional Chapada dos Veadeiros (Goiás)

Creado en 1961, el Parque Nacional de la Chapada dos Veadeiros, en Alto Paraíso de Goiás, protege una porción del cerrado brasileño. Sus casi 66 mil hectáreas albergan cascadas, piletas naturales y formaciones rocosas de más de mil millones de años.

Según una investigación de la NASA, es uno de los puntos de mayor luminosidad visto desde la órbita de la Tierra, debido a los cristales de cuarzo. Alto Paraíso de Goiás, a unos 240 km de Brasilia, es la mayor ciudad de la región de la Chapada dos Veadeiros. Considerada por los místicos como el corazón magnético de Brasil, es el santuario del esoterismo. Atravesado por el paralelo 14 (al igual que Machu Picchu, en Perú), Alto Paraíso también es el centro de historias fantásticas sobre platos voladores y extraterrestres.

En 2001, por su riqueza mineral, biodiversidad y recursos hídricos fue declarado Patrimonio Natural por la Unesco. Visitar sus hermosas cascadas –como la del Plata y la de Santa Bárbara- es una opción ineludible. La caminata por sus senderos, en medio de una vegetación agreste, es una aventura a medida: ofrecen distintos grados de dificultad y varían entre 230 metros y los 23 kilómetros.

La presencia permanente de aves multicolores es una de los atractivos visuales más destacables de la Chapada. Pericos, tucanes y guacamayas azules, entre otras, comparten el espacio con el armadillo, los venados y los jaguares. La flora es diversa y cambiante según la estación del año.

Parque Nacional da Chapada Diamantina (Bahía)

El Parque Nacional de Chapada Diamantina, en pleno corazón del Estado de Bahía, es uno de los más hermosos parques nacionales de Brasil. Inaugurado en 1985, posee una superficie de 152.000 hectáreas y abarca los municipios de Lençóis, Iraquara, Palmeiras, Mucugê, Ibicoara, Andaraí y Morro do Chapéu. Contiene tres biomas brasileños: mata atlántica, cerrado y caatinga.

Su relieve es accidentado y su vegetación muy diversa: especies típicas del bosque atlántico comparten espacio con las plantas rastreras del cerrado y el bosque seco. Alberga una fauna riquísima, hábitat de jaguares, ocelotes y ciervos. Es una excelente opción para caminatas, montain bike, chapuzones en alguna de sus 33 cascadas, escalada y canotaje.

Por su formación, en el parque se despliegan importantes cavernas y cuevas, como Torrinha y Pratinha, cuyos senderos subterráneos son dos de los más grandes del país. Por otra parte, vale la pena animarse a las escaladas en los lechos rocosos, con cadenas montañosas que alcanzan los 1700 metros de altura.

La principal de las tres mayores atracciones de este parque es la Cachoeira da Fumaça, la segunda más alta de Brasil, con 380 metros. La otra es el Pozo Encantado, en la ciudad de Itaité, cuya pileta natural tiene un impresionante color azul. Y la tercera es el Morro do Pai Inácio, con un camino de 400 metros hasta su cima de 1150 metros sobre el nivel del mar, desde donde pueden verse las regiones de Sincorá, Bacia y Chapadinha.

Parque Nacional de Tijuca (Río de Janeiro)

La reserva natural de Tijuca permite descubrir el interior de los grandes morros cariocas, desde donde se alcanzan espectaculares vistas de una de las ciudades más admiradas del mundo. Uno de los grandes paseos para los que visitan Río durante todo el año es conocer el parque y divisar el paisaje cautivante de lagunas, playas y cerros.

El Parque Nacional de Tijuca es uno de los puntales del turismo ecológico del sureste de Brasil y preserva la biodiversidad de la mata atlántica. Lo que le da el carácter peculiar a la zona son las irregulares elevaciones de la ciudad de Río de Janeiro, formadas por rocas cristalinas, en general graníticas y de antiquísimo origen.

Uno de sus grandes atractivos son la estatua del Cristo Redentor y el espectacular Mirador del Corcovado. Hasta allí se puede subir en tren desde la Estación de Cosme Velho. Los sectores de Pedra Bonita y Piedra de Gávea ofrecen accesos por Barra da Tijuca (Estrada Sorimã) y São Conrado (Estrada das Canoas), esta última ideal para los aficionados al vuelo libre y montañismo en general.

Otro de los paseos imperdibles comienza en la calle Pacheco León en dirección a la deslumbrante Vista China y la Mesa del Emperador, adonde se puede llegar en auto, taxi o bicicleta. Para subir caminando, el visitante debe tomar un autobús de la línea 409 y bajarse en el punto final (Horto), siguiendo por la ruta hasta entrar en el Parque Nacional de Tijuca. El trecho entre el punto final hasta las cascadas del Rompe y Box (o Monos) insume poco más de dos kilómetros.

Parque Nacional Serra da Bocaina (Sao Paulo)

El Parque da Serra da Bocaina preserva paisajes de montañas y playas de los estados brasileños Río de Janeiro y Sao Paulo. Es un área de preservación natural de biodiversidad, con desarrollo de una propuesta ecoturística cada vez más completa para sus visitantes.

Hay dos itinerarios básicos: por un lado está la Sierra, también llamada «parte alta», con una serie de cautivantes cascadas, picos y miradores. El acceso es por San José del Barreiro, a 273 km de la ciudad de Sao Paulo, donde también pueden visitarse haciendas históricas; el segundo corresponde al litoral cuyas cristalinas playas están enmarcadas por el verde de la mata atlántica. Se puede acceder por Paraty, en el estado de Río, una ciudad que goza de grandes ventajas logísticas y que permite ingresar al único tramo de la reserva que cuenta con atractivos marinos…

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