El fenómeno puede sorprender por igual a expertos y a principiantes. Mientras los ufólogos -convencidos de la existencia de seres vivos en otros planetas, que cada tanto se acercan a otear la Tierra- pasan días enteros dedicados a estudiar la presencia en el cielo de extraños objetos voladores, los ojos atentos de otros observadores de la Vía Láctea detectan aparatos de aspecto llamativo y luces fugaces -no identificadas por científicos- que se abren paso entre galaxias, cúmulos y constelaciones.
El creciente interés por toparse con seres extraterrestres (o, al menos, con sus huellas) lleva a decenas de curiosos a sumarse a contingentes guiados que se proponen comprobar las presuntas evidencias de fenómenos paranormales en marcas estampadas sobre cultivos, relatos de abducciones y mutilaciones de animales. Muchos casos denunciados fueron refutados por la ciencia como engaños. En cambio, la ufología insiste en denunciar una supuesta conspiración de los gobiernos para desalentar toda credibilidad acerca de seres y objetos ajenos a este planeta.
La información que manejan los especialistas en «ovnilogía» da cuenta de avistajes de seres extraterrestres o platos voladores en casi todas las regiones de la Argentina.
Según datos de la Fundación Argentina de Ovnilogía y el grupo Investigadores de Campo Ovni Unidos, en Olavarría (a 354 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires) se registra en promedio un caso de fenómenos sobrenaturales por año desde principios de los años 60. Sin embargo, el turismo ufológico muestra su mayor crecimiento en los Valles Calchaquíes del Noroeste, las sierras cordobesas y el típico paisaje de lomadas de Entre Ríos…
