En horas algo convulsionadas para su administración, Donald Trump se encuentra ante otro frente interno potencialmente conflictivo: el turismo.
Días atrás, este sector de gran relevancia para la economía norteamericana aprovechó la nueva edición del IPW, su más importante encuentro anual, para expresar preocupación ante algunas políticas del mandatario relacionadas con la industria de los viajes.
En contraste con el habitual tono moderado de estos voceros, algunas declaraciones fueron llamativamente directas y enfáticas. «Pueden publicar esto: Brand USA está acá para quedarse», dijo por su parte Roger Dow, presidente de la US Travel Association, organizadora del IPW, ante decenas de micrófonos y cámaras.
Referente de extensa experiencia en el sector, Dow respondía así al anuncio de que Trump cancelaría del presupuesto los fondos que sustentan Brand USA, entidad dedicada a promocionar en el mundo el turismo hacia los Estados Unidos.
Dow admitió estar «perplejo» ante la posibilidad de tal recorte ya que el trabajo de Brand USA habría generado sólo el último año ingresos por casi nueve mil millones de dólares para la economía del país.
Tendencia a hablar rápido
Otra preocupación de la industria, tal como se manifestó en el centro de convenciones Walter E. Washington, son ciertas medidas de Donald Trump, que afectarían a los viajes hacia los Estados Unidos. Particularmente, el llamado Travel Ban, por el que se intentó prohibir el ingreso de viajeros de siete países musulmanes. La medida se está debatiendo en distintas instancias judiciales, con gran expectativa por parte del turismo receptivo norteamericano. También se puso en duda la conveniencia de la anunciada restricción de portar computadoras personales en la cabina durante vuelos hacia Estados Unidos…