Gran Canaria, isla sometida durante siglos a una fuerte presión humana, es reserva de la Biosfera y cuenta con 33 espacios con distinta categoría y protección medioambiental: reservas, parques naturales y rurales, sitios de interés cientÃfico, monumentos naturalesÂ… Una oferta magnÃfica para el turista de naturaleza que huye del tópico de Canarias: sol y playa.
A unos 40 minutos en coche desde la capital, Las Palmas de Gran Canaria, se llega a la finca de Osorio, en Teror. Allí, una estancia vinculada al pasado agrÃcola insular con una casona del siglo XIX, sirve como primera parada antes de iniciar el camino al Parque Rural de Doramas.
El lugar, representativo del monteverde de las islas de la Macaronesia, ocupa 3.800 hectáreas y es un reducto de lo que fue la histórica selva de Doramas. En ella debió habitar el guerrero aborigen que hoy da nombre al lugar.
La declaración de reservas naturales en El Brezal, Los Tilos de Moya, Azuaje y Barranco Oscuro ha ayudado a conservar algunos endemismos de la zona como el tajinaste azul, la cresta de gallo, la rejalgadera o la salvia amarilla, estos tres últimos en peligro de extinción.
Doramas es hoy el lugar de otra batalla por la supervivencia, la que mantiene la paloma rabiche (columba junoniae), endémica del archipiélago canario, para poder regresar a los antiguos territorios del guerrero aborigen.
Este tipo de paloma habitó en sus frondosos montes hasta hace casi siglo y medio cuando la destrucción del hábitat y la introducción de algunos depredadores acabó extinguiéndola. Hoy la rabiche cuenta con el Cabildo grancanario y los fondos europeos Life+ como aliados para su reintroducción.
De momento, se ha conseguido su cría en cautividad y que alrededor de unas 90 vuelvan a volar sobre el cielo grancanario. Incluso, algunas se han atrevido a reproducirse en libertad…
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