El turismo proporciona hoy a la comunidad internacional un doble beneficio. En primer lugar, funciona como palanca económica al representar el 7% de las exportaciones y uno de cada once empleos en el mundo. En segundo lugar, actúa como antídoto político en un momento en que los vientos proteccionistas han vuelto a soplar sobre el concierto de las naciones.
Este sector constituye la antÃtesis del aislamiento económico, ya que su dinámica depende justamente del grado de apertura de los países al exterior. Asimismo, ha contribuido a llamar la atención sobre el hecho de que las personas todavía disfrutan de una libertad de circulación bastante inferior a la de las mercancías.
Su esencia se encuentra en las antÃpodas de la xenofobia. Como punto de encuentro entre diferentes culturas y escuelas de pensamiento, el turismo favorece la apertura de horizontes, el aprendizaje de idiomas extranjeros y el respeto a otras religiones. En el fondo, se comporta, a menudo silenciosamente, como un multiplicador de tolerancia global.
Resulta por eso oportuna la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de declarar el 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Las celebraciones de esta iniciativa global arrancaron hace un par de semanas en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur), que en la edición de este año tuvo a la Argentina como protagonista principal…