Hasta comienzos del siglo XXI era prácticamente imposible planificar unas vacaciones sin acudir a una agencia de viajes en la que informarse de ofertas, destinos y alojamientos, haciendo acopio de todo tipo de folletos. Pero llegaron el low cost e internet y la situación dio un vuelco de tales dimensiones que, en la actualidad, hay muchos viajeros que se han convertido en sus propias agencias de viajes, siendo su oficina un ordenador o una tableta y sus asesores, las plataformas online para comparar precios, conocer las opiniones de otros turistas y reservar viajes.
Según las últimas estadísticas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia sobre comercio electrónico, correspondientes al tercer trimestre de 2015, el turismo y el transporte aéreo ya suponen el 33,8% de las compras que se realizan en España a través de la Red, lo que arroja un volumen de negocio de unos 1.800 millones de euros. Además, las áreas de actividad relacionadas con el sector (agencias de viajes, hoteles, transporte aéreo y terrestre y alquiler de vehÃculos) representan el 72,3% de las ventas de las tiendas electrónicas españolas protagonizadas por internautas de otros países.
Las estimaciones apuntan a que cerca del 65% de las reservas de viajes y alojamientos ya se realizan a través de internet, lo que ha derivado en la desaparición de un buen número de agencias tradicionales. No ha sido el caso de Nautalia Viajes, una compañía que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, entre otros motivos, porque nació «con la transformación digital ya muy avanzada», tal como apunta su director general, Rafael García. Los clientes de Nautalia acuden en un 90% de los casos a comprar a las oficinas físicas, «aunque en ese porcentaje hay, al menos, un 10% que reserva online y luego compra offline», añade García. En su opinión, los principales añadidos que siguen aportando las sucursales respecto al canal digital son «el asesoramiento del personal» y «la confianza que le da al cliente el consultor de viajes»…