AEROPUERTOS

La mujer que ha vivido tres meses en el aeropuerto El Dorado

Tanya Lewis es estadounidense y desde hace cuatro años viaja por del mundo huyendo de su país. Estuvo en la cárcel por un delito que, según ella, no cometió. Ahora está en Colombia, vive en el aeropuerto de Bogotá desde hace cuatro meses, mientras busca la manera de salir a su próximo destino: Jordania.

Los aeropuertos son lugares de paso. Allí­ nada permanece. Son espacios testigos de despedidas, de bienvenidas, de torpezas, de añoranzas. Todas ellas pasajeras. Por eso resulta inverosímil la historia de Tanya Lewis, una estadounidense de 46 años que vive desde hace casi tres meses en el aeropuerto El Dorado, en Bogotá, sin que nadie, hasta ahora, se haya dado cuenta.

Siempre se sienta en las bancas aledañas a la capilla del aeropuerto. Desde ahí mira la ventana y puede durar horas detallando el movimiento de la ciudad. No tiene nada más que hacer. "Veo la gente pasar, a los carros andar, mirar el tiempo correr", me cuenta mientras aprieta su cobija azul y una maleta que algún día fue café.

Tanya Lewis llegó a Colombia porque no tenía otra opción. Huye de Estados Unidos desde 2012, según ella, por problemas judiciales. Ha estado en la cárcel múltiples veces, tantas que no puede enumerarlas. No habla de su pasado. Es como si se echara cemento en la boca cuando le preguntan sobre los delitos que cometió. Solo interrumpe el cuestionario para asegurar que ella no hizo nada malo y que son cargos que las autoridades "fabricaron en su contra". Insisto, pero de nuevo echa otro paletazo imaginario para sellar sus labios.

El primer país que visitó fue Canadá, en donde pidió asilo inútilmente. Allí­ tardó un par de meses mientras estudiaban su caso. Después del rechazo la deportaron a Estados Unidos. Cuando llegó al aeropuerto compró un tiquete a Inglaterra buscando otras posibilidades. Escogió a los ingleses para ahorrarse el problema del idioma.

En Inglaterra pasó lo mismo. Volvió a hacer los trámites, contó su caso, pero de nuevo le negaron el asilo. Ya había cumplido los meses de estadía permitidos en el país, así que tuvo que escoger otro lugar. Alzó la mirada en la pantalla de vuelos y halló Ecuador. Latinoamérica le sonaba bien…

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